Publicado

2012-01-01

ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA

Palabras clave:

Teoría del valor, bienes y servicios ecosistémicos, valoración integral. (es)

Autores/as

  • PAULO CESAR RODRÍGUEZ ROMERO Zootecnista. Candidato a Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia.
  • ALEXANDER CUBILLOS GONZALEZ Zootecnista. Candidato a Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia.
El predominio de las valoraciones de los recursos naturales basadas en cifras económicas ha generado una infravaloración de los beneficios reales que obtienen las sociedades de la naturaleza, causada por el desconocimiento de la complejidad de las funciones ecológicas y por ignorar la integralidad de los subsistemas que componen el ambiente. Ante tal panorama, resulta imperante encontrar puentes conceptuales entre las ciencias ambientales para llenar los vacíos en los métodos de valoración, recurriendo a la pluralidad de escalas de medición, a la participación de los actores involucrados y al principio de precaución frente a los límites de la conmensurabilidad de la naturaleza. El presente ensayo explora los conceptos del valor y las metodologías de valoración desde los enfoques de la Economía Ambiental (EA) y la Economía Ecológica (EE), para posteriormente proponer una integración de métodos valorativos que tengan en cuenta la complementariedad y complejidad de las relaciones de valor en la naturaleza. La propuesta de valorar integralmente los bienes y servicios ecosistémicos (BSE) contribuye a que las decisiones políticas se ajusten de mejor forma a la realidad ambiental.

Elementos para la valoración integral de los recursos naturales: un puente entre la economía ambiental y la economía ecológica Una revisión de bibliografía.

Elements for an comprehensive assessment of natural resources: bridging environmental economics with ecological economics.

 

Paulo Cesar Rodríguez Romero 1 Alexander Cubillos Gonzalez 1 

1. Zootecnista. Candidato a Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia. macubillosg@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Instituto de Estudios Ambientales 

Recibido para evaluación: 01 de Noviembre de 2010 Aceptación: 19 de Diciembre de 2011 Recibido versión final: 28 de Febrero de 2012


RESUMEN 

El predominio de las valoraciones de los recursos naturales basadas en cifras económicas ha generado una infravaloración de los beneficios reales que obtienen las sociedades de la naturaleza, causada por el desconocimiento de la complejidad de las funciones ecológicas y por ignorar la integralidad de los subsistemas que componen el ambiente. Ante tal panorama, resulta imperante encontrar puentes conceptuales entre las ciencias ambientales para llenar los vacíos en los métodos de valoración, recurriendo a la pluralidad de escalas de medición, a la participación de los actores involucrados y al principio de precaución frente a los límites de la conmensurabilidad de la naturaleza. El presente ensayo explora los conceptos del valor y las metodologías de valoración desde los enfoques de la Economía Ambiental (EA) y la Economía Ecológica (EE), para posteriormente proponer una integración de métodos valorativos que tengan en cuenta la complementariedad y complejidad de las relaciones de valor en la naturaleza. La propuesta de valorar integralmente los bienes y servicios ecosistémicos (BSE) contribuye a que las decisiones políticas se ajusten de mejor forma a la realidad ambiental. 

Palabras claves: Teoría del valor, bienes y servicios ecosistémicos, valoración integral. 


ABSTRACT 

The predominance of economic assessments regarding the value of natural resources has caused a sub- valuing of the real benefits which societies can obtain from nature. This is due to a lack of knowledge about the complexity of ecological functions, as well as a dismissal of the integrated relations of the sub-systems which make up the environment. It is therefore necessary to establish conceptual bridges between environmental sciences to fill in the gaps in economic valuation methods by recurring to diverse measuring scales, participation from the different actors involved, and a principle of precaution regarding the limits of nature. This paper explores the concepts of value and economic valuation methods from the perspectives of Environmental Economics and Ecological Economics. It then proposes an integration of valuing methodologies which take into account how complementary and complex nature’s value relations are. This proposal of valuing integrally ecosystem goods and services contributes to adjusting political decisions more accordingly to real environmental conditions. 

Key words: Theory of value, ecosystem goods and services, integral valuation 


1. INTRODUCCIÓN 

En el avance de las sociedades humanas, la dinámica de la naturaleza no ha estado separada de la evolución de los sistemas económicos 1 . La naturaleza ha provisto al ser humano de refugio y alimento, así como también, ha constituido un medio de relaciones entre individuos y entre sociedades. En efecto, los ecosistemas y la economía han generado múltiples formas de interdependencia. Ejemplo de esto es que la base de la economía, la producción primaria, está condicionada por determinados factores ecológicos y, a su vez, los ecosistemas se transforman constantemente, jalonados en parte, por el crecimiento económico.  

No obstante, el equilibrio de estas relaciones se ha visto irrumpido por la preponderancia que adquirió la economía sobre el comportamiento de los sistemas naturales, situación que polariza la dominancia del progreso económico sobre la conservación de los ecosistemas. 

Una de las relaciones que, en gran medida, ha determinado el deterioro de las estructuras ecológicas por la presión de las actividades económicas, radica en la asignación de valor de los recursos naturales que las sociedades hacen a través de la economía, las cuales fluctúan de acuerdo al comportamiento del sistema económico-ecológico en permanente cambio (Toledo, 1998). La economía asigna valor a los recursos naturales de acuerdo a preferencias de los individuos, los toma para la formación de riquezas y posteriormente excreta energía disipada (no útil) y desechos contaminantes (ver: figura 1). 

Particularmente, el concepto sobre el valor de los recursos naturales2 reviste una fundamental importancia debido a que es inseparable de las elecciones y decisiones que tenemos que tomar acerca del manejo ecológico, determinando la suerte que pueden correr los recursos naturales (Costanza et al, 1999). 

Reconociendo la dependencia que la sociedad y su economía tienen de los ecosistemas, así como la necesidad de introducir el valor de los sistemas ecológicos en la toma de decisiones, se hace indispensable el establecimiento de puentes teóricos y metodológicos que reconcilien las relaciones entre la economía y la ecología, y entre las ciencias encargadas de la valoración de los recursos naturales. 


2. EL CONCEPTO DE VALOR DE LOS RECURSOS NATURALES 

Según Leff (2004), la ecología económica, EE, y la economía ambiental, EA, como las ciencias
responsables de valorar los beneficios y perjuicios, recibidos y causados al ambiente
3, tienen una deuda pendiente en subsanar el vacio teórico del concepto de valor, hoy en día, determinado por las leyes ciegas del mercado que lo transformaron en una esencia invisible. Precisamente, para comprender las diferencias en el principio de valor de la naturaleza entre estas dos disciplinas, se partirá con la
descripción de sus planteamientos a continuación.

2.1. El valor de los recursos naturales desde la Economía Ambiental 

Según Stratton (2006), citado por Gómez- Baggethun y de Groot (2007), la teoría del valor es como la piedra filosofal de la ciencia económica, pues del principio del valor nace la base para generar una categorización o jerarquización de todos los productos de los que puede hacer uso una sociedadpara la satisfacción de las necesidades humanas básicas y para la conformación de las riquezas. En tal sentido, la teoría del valor en la que se enmarcan las valoraciones de los bienes y servicios ecosistémicos, BSE, desde la corriente de la EA, corresponde a los postulados sobre el valor subjetivo.

El valor subjetivo de un bien o servicio, ya sea natural o manufacturado, está determinado por la utilidad que genera el consumo para la satisfacción de una necesidad en particular y para un individuo en particular, lo que se conoce como las preferencias del consumidor.  

La forma como se logra traducir este valor subjetivo creado en la mente de los individuos a nivel cuantitativo es gracias a la distinción entre la utilidad absoluta de un bien en relación con su utilidad relativa en términos del grado de satisfacción que generan los consumos de cantidades marginales de este (Dobb, 1985; Samuelson y Nordhaus, 2002; Fernández, 2003). 

En tal sentido, la utilidad que obtiene de un bien un individuo se refleja en las cantidades de demandas de este bien en el mercado que, junto con la información de escasez (cantidades ofertadas), determinan el valor de cambio traducido a precios en el sistema de mercado. 

En el caso de la vinculación de la naturaleza al sistema económico, se requiere que los BSE susceptibles de convertirse en objetos mercadeables, cumplan con otras características fundamentales: ser apropiables y reproducibles (Fernández, 1995). Estas condiciones implican la exclusión de algunos BSE a los que la EA ha incluido en el grupo de las externalidades, los bienes públicos y los recursos comunes mencionados por Azqueta (2002), los cuales, debido a la indiferencia de las preferencias de los consumidores, son susceptibles a la degradación. 

No obstante, aún cuando la línea de pensamiento de la EA sigue los planteamientos neoclásicos, esta escuela ha incorporado otros elementos al concepto de valor que posee un recurso natural y que complejizan la persistente tarea de asignarle un valor absoluto. Así, los valores inmanente, intrínseco y extrínseco de la naturaleza 4 son tenidos en cuenta aun cuando el ejercicio de valorar sea enteramente antropocéntrico y su equivalencia en términos monetarios sea una cuestión utópica e incompleta. 

En la figura 2, se sintetiza el marco teórico del valor de la naturaleza de la EA en la propuesta de la teoría del valor económico total desarrollada por Pearce y Turner 5 (1990), en la que se hace una distinción entre los valores de uso y los de no uso ó valores intrínsecos de los BSE 6 . 

La aplicación de los conceptos anteriores debe tratarse con mucho cuidado, ya que muchas de las múltiples funciones que cumple la naturaleza se pueden subestimar al sumar estos tres tipos de valor. Según Bermejo (2001), este marco conceptual ortodoxo del concepto de valor total de la naturaleza resulta radical a la hora de incluir variables ecológicas en el análisis, razón por la cual, estos conceptos de valor esbozados hasta ahora no contemplan elementos científicos demostrados como la complejidad de los sistemas naturales, la complementariedad y la interconectividad de sus elementos. 

2.2. El valor de los recursos naturales desde la economía ecológica

La disciplina científica de la EE se presenta como una perspectiva diferente de la EA, con implicaciones no solo a escala económica, sino también en lo social, en lo político y en lo ecológico. Reflejo de esta combinación de elementos es que el concepto del valor de los recursos naturales integre diferentes perspectivas, aunque pueda carecer de un elemento concreto y se pierda en la visión ampliada de la realidad.

Para abordar este tema, se debe considerar previamente que la EE no justifica como un problema central la necesidad de encontrarle valor a los recursos naturales, por sobre el mantenimiento y preservación de las estructuras y funciones de los ecosistemas. En términos de Aguilera (2006), el valor más importante de la naturaleza es el de su propia existencia y el de las funciones que cumple en el mantenimiento de la vida, en los procesos de producción y en la conformación de la cultura. En esta perspectiva, la interacción con otras disciplinas científicas es indispensable para consolidar una teoría del valor, en la que aparte de las cantidades en términos crematísticos, tengan cabida las variables ecológicas y sociales.

Precisamente, el soporte teórico biofísico en el que se apoya la EE son los postulados hechos por Georgescue- Roegen (1971) sobre el valor energético, quien, a partir de la segunda ley de la termodinámica (7) determinó que las necesidades básicas fundamentales para la conservación de la especie humana son puramente de tipo biológicas y se alimentan de baja entropía, de tal forma que, la baja entropía es una condición necesaria para que una cosa tenga valor (8) .

7. La segunda ley de la termodinámica o ley de la entropía puede establecerse como la medida de la energía que no queda disponible como resultado de la transformación de la materia, es decir, la energía degradada (Odum y Barrett, 2006). 

8. Entendiendo que la baja entropía es una condición necesaria para que una cosa tenga valor, el proceso económico que describe Georgescue-Roegen reorganiza la materia generando baja entropía a partir de un gasto mayor de energía, razón por la cual se entiende la pérdida de valor aunque los bienes generados sean útiles (Georgescue-Roegen, 1971; Sollner, 1999; Leff, 2004). 

A partir de esta visión del valor, se interpreta que la degradación de la naturaleza ha conducido a una perdida acelerada de valor debido a la transformación de las estructuras y funciones ecosistémicas, principalmente provocadas por el consumo acelerado de energía exosomática. 

A pesar de que la EE ha dispuesto las pautas para incorporar otros tipos de medición de la naturaleza diferentes a los valores monetarios, existen limitantes teóricas para la cuantificación y/o valoración de los BSE desde el enfoque de la EE. 

Autores como Cruz (2006), Martínez- Alier y Roca (2000) y Castiblanco (2007) han argumentado el problema que presentan la mayoría de BSE en cuanto a su comparabilidad y en cuanto a las unidades de medida utilizadas para estos. Los niveles de comparabilidad y de conmensurabilidad de los BSE pueden generar una pluralidad incalculable de valores dentro de la naturaleza, e incluso, elementos de esta que no pueden ser medidos, mucho menos en términos monetarios 9 . 

9. Existen otros principios teóricos de la Economía Ecológica que dan soporte al tema del valor de los recursos naturales, en cuanto a la comparabilidad y conmensurabilidad entre bienes y servicios ambientales. La comparabilidad puede ser fuerte en la medida en que dos objetos son comparables cardinal u ordinalmente y débil en la medida en que existen muchos criterios no excluyentes para priorizar. A su vez la comparabilidad débil da carácter de inconmensurable a las diferentes concepciones de los valores que vuelven incomparables a los objetos, pues los criterios de comparación son variados, con escalas de valor diferentes (ver: Falconi y Burbano 2004; Cruz, 2006). 

Teniendo en cuenta estas limitantes mencionadas, se debe reconocer como una conclusión básica dentro de los postulados de la EE, la imposibilidad de una conmensurabilidad del valor total de la naturaleza tal como lo plantea la EA, aún sin tener en cuenta el valor subjetivo del placer de vivir de cada uno de los miembros de la población y que se relaciona directa e indirectamente con la naturaleza. 

Si bien la EE presenta una visión diversa del valor de los recursos naturales, unas más radicales que otras, se considera que la teoría del valor permanece hoy en día sin consensuar, a la espera de que sus interpretaciones y diversas formulaciones converjan en ontologías, epistemologías y marcos metodológicos más precisos (Gómez- Baggethun y de Groot, 2007). 


3. VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS RECURSOS NATURALES 

El fin de valorar los BSE radica en la necesidad de incorporar más elementos de juicio dentro de los procesos de toma de decisiones que tienen que ver con la asignación y prevención de los daños en los recursos naturales causados por los agentes económicos, que en consecuencia, generan una pérdida de bienestar social 10 . De acuerdo con Mendieta (2005), las fallas de mercado que asignan deficientemente los recursos, la forma de distribución de los bienes públicos y los daños ecológicos, son los argumentos básicos que hacen interesante y necesaria la valoración de los BSE. 

10. El gran interés por hallar el valor económico de los recursos naturales se remonta a la “Economía del Bienestar”, recurriendo a las medidas de cambios en el bienestar ocurridos por cambios en las cantidades y calidades de los recursos naturales y en el riesgo que enfrentan los individuos (Freeman, 2003 citado por Mendieta, 2005). 

La EA y la EE abordan de manera diferente los métodos y las herramientas para la valoración de los BSE. Desde la perspectiva de la EA, los métodos de valoración recogen una mínima parte del valor de los BSE y, en los casos donde son aplicados, los supuestos necesarios tienen alto grado de arbitrariedad. Según la perspectiva de la EE, cualquier metodología de valoración debe incorporar información de otras disciplinas con fundamento en sistemas de valores, para que tenga lugar una interacción adecuada entre los sistemas socioeconómicos y ecológicos que garantice una gestión sostenible de los BSE (Figueroa, 2005). 

La figura 3 presenta los principales métodos de valoración económica de los BSE de acuerdo con el tipo de valor que se pretenda capturar y el enfoque que se vaya a usar (EA o EE; conmensurabilidad de valores o inconmensurabilidad). En las secciones siguientes se buscará explicar brevemente los mecanismos de valoración de la EA y la EE. 

3.1. La valoración desde la Economía Ambiental 

El objetivo central de los métodos de valoración de la EA se encuentra en la internalización en el sistema de mercado de los diferentes valores que componen los activos ecosistémicos, no excluyentes entre sí, que pueden aislarse para su análisis y sumarse para la identificación del valor total. Así, para identificar el valor total de un bien o servicio ecosistémico, se debe identificar los valores parciales del uso tangible o intangible de este bien o, indirectamente a través de otros bienes o atributos de un bien el valor de la opción de aplazar el uso del bien para un futuro; y otros valores de no uso como el inmanente o el valor de heredar el recurso a las generaciones futuras. La identificación de estos valores constituye un paso previo para desarrollar y seleccionar posteriormente cualquier método de valoración (Lomas et al., 2005). 

Azqueta (2002) clasifica los métodos de valoración en indirectos (basados en las preferencias reveladas) y directos (basados en las preferencias declaradas) 11 . Los métodos indirectos de valoración incluyen los costes de reposición, la función de producción, el coste de viaje y los precios hedónicos; entre los métodos directos se destacan la valoración contingente y la ordenación contingente. 

De esta forma, el concepto del valor total, complementado con la estructura analítica de la microeconomía, confluyen en el uso de dos herramientas que funcionan como el común denominador de los métodos de valoración de la EA: la disposición individual a pagarpor un recurso (DAP) y la disposición a aceptar compensacionespor un mal ambiental (DAC) (Rodríguez, 2010). Según Field (1995), son el instrumento para la internalización de las preferencias individuales de consumo para asignar un valor monetario. 

La DAP funciona con el mismo principio de utilidad marginal; a medida que aumenta la cantidad de unidades consumidas, normalmente disminuye la disponibilidad a pagar por unidades adicionales de un bien. Así, las personas muestran su preferencia por las cosas a través de la DAP, que se ve reflejada en el precio de mercado con el gasto total del bien, es decir, la primera aproximación al beneficio recibido. Pero como existen personas que están dispuestas a pagar más que el precio de mercado, se reconoce que el beneficio total también cuenta con un excedente del consumidor (Pearce y Turner, 1990) (Ver: figura 4). 

Los cálculos económicos permiten, a través de las métodos de valoración, establecer una función de demanda del bien a valorar o de bienes relacionados con este, traducir el comportamiento del consumidor en términos de precios y cantidades, y conseguir un valor parcial de mercado que permita tener elementos de juicio en la toma de decisiones sobre el manejo de los recursos naturales (Ver: figura 5). 

3.2. La valoración desde la economía ecológica 

Para autores como Cortés (2007), la EE aún no materializa un instrumento que permita vencer las dificultades de convertir valores a precios, aunque teóricamente logre inquietar sobre las debilidades de la corriente principal. Sin embargo, aunque el método general de la EE aún no esté unificado, ya existen importantes avances en las alternativas de valoración de los recursos naturales. 

Desde la EE se han establecido algunas metodologías para la valoración de BSE que se pueden clasificar en dos grupos de herramientas: 

- Los metabolismos sociales.La cuantificación de los intercambios de materiales que realiza el ser humano con la naturaleza, para garantizar los procesos de producción-consumo de productos y servicios, ha tomado fuerza entre las metodologías ecológicas para valorar la naturaleza. El metabolismo social, industrial o económico, es un término extrapolado de las ciencias naturales para hacer referencia a la similitud con que los procesos sociales, como subsistemas alojados en el sistema ambiental, se comportan como organismos vivos al apropiar, circular, transformar, consumir y excretar, materiales y/o energías provenientes del mundo natural (Pérez, 2006; Toledo, 2008). 

Esta metodología consiste en la identificación de los inputsde materiales, los outputsy la acumulación neta de materia y energía en el sistema. Para la cuantificación de esta ecuación (inputs = outputs + acumulación), la EE ha dispuesto instrumentos de medición como la huella ecológica (HE), análisis de flujo de materiales (MFA), balance comercial físico (BCF), análisis del ciclo de vida y otros más específicos como la huella hídrica (HH) o los balances energéticos equivalentes (BEE).

- Los métodos de toma de decisiones.La EE cuestiona el carácter unidimensional implícito en los métodos de valoración propuestos desde la EA. Contrario a esto propone “buscar procedimientos democráticos e informados para tomar decisiones en un marco multicriterial, es decir, cuando existen diversos criterios de valoración”(Martínez Alier y Roca, 2000, 261). 

La teoría de la decisión multicriterio introduce otra perspectiva de la evaluación, al incluir un conjunto de técnicas orientadas a evaluar procesos de toma de decisiones o problemas de decisión social que se caracterizan por los conflictos que se presentan entre individuos y grupos diversos que poseen criterios contradictorios entre sí. Es una herramienta que ayuda a entender la naturaleza de esos conflictos y plantea los medios para llegar a soluciones compromiso (Munda, 2004). 

En términos generales, el procedimiento de la Evaluación Multicriterio (EMC)12 consta de 5 pasos:  

1). Definición del problema a investigar;
2) Definición del conjunto de criterios a evaluar;
3) Elección del método (discreto o continuo) dependiendo del número de alternativas y
criterios considerados;
4) Identificación de las preferencias en criterios y alternativas del decisor.
5) Elección del procedimiento de agregación de los criterios (Munda, 2005, citado por
Falconi y Burbano, 2004).

12. La EMC comprende un variado grupo de metodologías utilizadas para el procesamiento y análisis de información disímil. Dentro de los métodos de agregación de la información se encuentran la programación lineal, el punto ideal, la utilidad multi-atributo, los métodos de superación y las jerarquías analíticas, entre otros (ver Falconi y Burbano, 2004). Aunque no es el objetivo de este texto especificar la metodología de EMC, se proponen los métodos de jerarquías analíticas como ideales para abordar problemas complejos, ya que permite la organización de sus elementos en una estructura jerárquica, ofrece una asignación de pesos a los elementos a evaluar con el consenso de los actores involucrados, admite evaluaciones con factores de orden cualitativo y brinda resultados más confiables para determinar los pesos y prioridades (ver Munda, 2001; Falconi y Burbano, 2004; Garcia et al, 2006). 

Esquema metodológico para la valoración integral de los bienes y servicios ecosistémicos 

El afán por lograr una estructura metodológica de valoración completa radica en que los niveles de deterioro de la naturaleza causados por factores agrícolas, industriales y demográficos están llegando a niveles alarmantes, razón por la que se requiere una valoración que tenga en cuenta no solo los aspectos económicos, sino las implicaciones sociales y ecológicas que han arrastrado. La persistencia en las mediciones monetarias, ha promovido la mayor degradación de los recursos naturales y la desigualdad social que arrastran los conflictos ambientales (Rodríguez, 2010). 

A su vez, el reto de encontrar un lenguaje común en las valoraciones para solucionar estos problemas de inequidad y degradación, no consiste en erigir otro sistema de medida unívoco, sino la búsqueda de elementos acordes con la realidad heterogénea, que permitan tomar decisiones correctas para el desarrollo, por encima de hacer conteos minuciosos de calorías o de monedas. 

La meta consiste en la búsqueda de puentes conceptuales entre las ciencias ambientales para llenar los vacíos que una u otra presenten en sus métodos, recurriendo a la pluralidad de escalas de medición, a la participación de los actores involucrados o la representatividad de sus intereses en las mediciones, a las escalas temporales como factor de medida y al principio de precaución frente a los límites de la conmensurabilidad de la naturaleza y la sociedad. Sin lugar a dudas se puede lograr ese bosquejo metodológico si se logra equiparar con las teorías de estructuras ambientales complejas, razón por la cual a continuación se abordará el tema de la integralidad y complejidad del ambiente. 

3.3. La visión integral y compleja en la valoración de bienes y servicios ecosistémicos 

Las revoluciones en el pensamiento humano han desatado importantes cambios en los patrones de comportamiento de la sociedad y especialmente de la sociedad con la naturaleza. La revolución científica de siglo XVII le otorgó el poder al humano de conocedor y dominador de la naturaleza. Según Morin (2004, 63), con el paradigma de la simplificación científica el pensamiento cayó en la “inteligencia ciega” que lo limitó al “destruir los conjuntos y las totalidades, aislando todos los objetos de sus ambientes”. 

A pesar del cambio en el paradigma científico sucedido en el siglo XX, que incluyó conceptos como la relatividad, la entropía, el principio de incertidumbre y la complejidad de la realidad, varias ramas del conocimiento social como la economía persisten en la idea de los enfoques lineales, sectoriales y parciales para abordar los problemas y conflictos ambientales (Foladori, 2001). 

Una de las razones para que persista el reduccionismo en los análisis económicos radica en la ausencia de integralidad. En otras palabras, la ausencia de visión holística de mundo no ha permitido comprender el comportamiento de las relaciones entre los sistemas naturales y sociales complejos y la importancia, por encima del valor, de cada uno de sus elementos constitutivos para el equilibrio de la ecosfera. 

El primer paso para incorporar la integralidad y la complejidad dentro de los métodos de valoración parte, como lo sugieren de Groot, Wilson y Boumans (2002), en comprender la conformación ecológica (estructuras y funciones) y la capacidad que tienen los procesos y componentes naturales de proveer bienes y servicios que satisfacen directa o indirectamente las necesidades humanas y sociales. 

Estas estructuras ecosistémicas son el resultado de procesos evolutivos del sistema ecológico. A su vez, las funciones ecosistémicas son el resultado de complejas interacciones entre los componentes bióticos y abióticos del ecosistema, a través de fuerzas conductoras universales de materia y energía (de Groot et al, 2002). En la tabla 1 se presenta la clasificación de 24 funciones ecosistémicas modificadas a partir de de Groot, a partir de las cuales se pueden identificar los BSE que se busca valorar 13 . 

 

13. Existen otras clasificaciones previas en las que también se subdividen en cuatro principales grupos, aunque no tan sistémicas como la presenta de Groot et al (2002) (Ver Azqueta, 2002; Barbier, Burgess y Folke, 1994, citados por Foladori, 2005). 

Relacionar los BSE con las estructuras y funciones ecológicas a las que pertenecen, permite identificar el nivel de importancia y los beneficios ampliados que se derivan de su uso y existencia, de la misma forma que admite dimensionar los múltiples valores que posee cada elemento en el ambiente. 

Un paso posterior es determinar los posibles métodos de valoración de los BSE, teniendo en cuenta, como lo señalan Falconi y Burbano (2004), que ningún método debe ser descalificado ni subestimado pues su referente teórico constituye un aporte a la construcción de integralidad. Así, cada método de valoración logra una aproximación al valor desde su enfoque teórico, requiriéndose la interacción de métodos que complementen la visión de ambiente (económicos, socioculturales y ecológicos), para lograr así, una aproximación holística al “capital natural” 14 .  

14. Desde la visión de la economía neoclásica el capital natural es visto como un stock de recursos para la producción y el consumo, afirmando que es fácilmente sustituible y reproducible por otras formas de capital. El concepto que aquí se adopta incluye también las funciones y valores de la naturaleza que son intangibles, como “un incontable, un tipo de metáfora para referirse a la exploración de un sistema aprovechado con tres variables fundamentalmente diferentes pero necesariamente interrelacionadas: ecológicas, económicas y socio-culturales” (Chiesura y de Groot, 2003, 221). 

- Aproximaciones al valor económico. Esta hace referencia al pequeño subconjunto de los BSE que gozan de mercado y precio, que aunque pueden estar subvalorados, con la integración de métodos se puede complementar su valor. 

La necesidad de incluir los métodos de valoración de la EA es, por una parte, debido a su estrecha relación con las actividades antrópicas de producción y consumo, para las cuales los estudios de valoración de los pasivos y activos ambientales tienen un amplio uso en la actualidad, gozan de flexibilidad y adaptabilidad a diversas situaciones e incluyen el componente social y de preferencias a la hora de realizar las valoraciones, como lo resaltan Lomas et al. (2005). 

- Aproximaciones al valor socio- cultural.Los elementos que componen el valor desde las percepciones socio- culturales son totalmente diferentes a lo tangible, aunque dependan de la preservación de la naturaleza. Para este sistema socio-cultural, Chiesura y de Groot (2003) afirman que el concepto de valor es primordialmente interpretado en términos de significados, percepciones y asociaciones cualitativas entre la naturaleza y la mente humana, que permitieron el desarrollo histórico de las capacidades cognitivas, espirituales y artísticas de las sociedades.  

Los métodos para capturar un valor de las preferencias socio-culturales se realizan mediante herramientas de tipo participativo como los instrumentos de tipo verbal (talleres grupales, narraciones históricas) o de tipo gráfico (cartografía social o mapas históricos) (Geilfus, 2005).  

- Aproximaciones al valor ecológico. Entendiendo que el mantenimiento de las estructuras y funciones de los ecosistemas, es decir que conserven la baja entropía, implica un alto valor para el beneficio humano y para el equilibrio ecológico, cualquier indicador biofísico que mida el estado y la calidad de los recursos naturales es susceptible de ser usado como medida de su valor ecológico (Rodríguez, 2010). No obstante, los métodos de medición de los metabolismos materiales y energéticos de las sociedades permiten entender de forma más clara la pérdida o generación de valor ecológico causada por los procesos de producción-consumo de bienes y servicios manufacturados. 

 

En la figura 6 se sintetiza el procedimiento para lograr valoraciones integrales a través del ejercicio de relacionar las funciones ecosistémicas y los BSE con los conceptos de valor y las metodologías de valoración parcial desde cada subsistema del ambiente. El esquema señala además que no se requiere llevar a las mismas unidades de medida el valor de la naturaleza, puesto que la finalidad del ejercicio es soportar, de maneja ajustada a la realidad, los análisis de la toma de decisiones frente al manejo que debe hacer la sociedad de los recursos naturales. 

3.4. Aplicabilidad de la valoración integral

Tal como se ha mencionado, calcular el capital natural de un bien o servicio, o de un ecosistema es un ejercicio aproximativo debido a la dificultad de involucrar la complejidad de todos los elementos, relaciones y funciones de la naturaleza en el valor de los BSE captados por el humano. No obstante, la similitud con que se pueda acercar a la realidad dependerá de las variables seleccionadas y de la información disponible para lograrlo. 

Con el objeto de ejemplificar mejor la metodología de la valoración integral, se referencia un diseño de valoración realizado para la zona del Páramo de Guerrero de los municipios de Zipaquirá, Cogua y Tausa en Cundinamarca, el cual corresponde a un ejercicio parcial y aproximado de las variables que permitirían valorar la transformación ambiental causada en este ecosistema por la presencia de la actividad agropecuaria.  

Como lo señala Rodríguez (2010), el Páramo de Guerrero simboliza una fuente de recursos naturales importantes e imprescindibles para el bienestar de los pobladores de su área de influencia. Aparte de las funciones hídricas, la regulación climática y ser refugio de especies endémicas de flora y fauna, que le otorgan gran importancia paisajística a este ecosistema, sus recursos son el sustento económico de decenas de familias campesinas, que tradicionalmente cultivan la papa y los pastos para ganadería. Sin embargo, debido a la frecuencia e intensidad de las prácticas de manejo agrícola que a su vez conllevaron al deterioro y la transformación ambiental en esta zona, se fueron presentando conflictos entre los valores e intereses por los que compiten los diferentes actores que los representan.  

Debido a la necesidad de proteger un ecosistema estratégico, como han sido denominados los páramos por el papel fundamental que cumplen en el sostenimiento de procesos naturales, sociales, económicos, ecológicos y culturales (Márquez, 2003), esta propuesta de valoración integral ofrece la posibilidad de calificar la calidad y cantidad de los recursos fundamentales para la sostenibilidad del ecosistema como el suelo y las coberturas vegetales, permite contar con indicadores biofísicos para medir la eficiencia en el uso de materia y energía en los procesos de producción y consumo, incluye la importancia del bienestar social en el estado de los BSE y determina las bases para la evaluación de las alternativas de manejo existentes y propuestas en los planes de desarrollo territorial para la toma de decisiones relacionadas con la intervención o preservación de los recursos naturales allí presentes. 

Este diseño de valoración integral abarca criterios que miden la dinámica espacio temporal de los BSE ofrecidos por el Páramo de Guerrero, desde la cuantificación física de los recursos, las percepciones de sus habitantes en cuanto al uso de los recursos, la calidad de vida y el bienestar que brinda o restringe, y los comportamientos de los mercados como el agua. En la tabla 2 se presenta una síntesis de los criterios de valoración integral propuesta por Rodríguez (2009) y en la que se depositan los tópicos teóricos mencionados a lo largo del texto. 

 


4. CONCLUSIONES 

Un enfoque que reconozca la integralidad y complejidad del ambiente es requerido para realizar las futuras valoraciones de bienes y servicios de los ecosistemas. Para lo cual, una conciliación entre las disciplinas encargadas de valorar el ambiente, así como el trabajo interdisciplinario para establecer un principio teórico del valor son las próximas prioridades en la agenda científica ambiental. Así mismo, ningún método de valoración debe ser descalificado ni subestimado pues su referente teórico constituye un aporte a la construcción de integralidad. El planteamiento de valoraciones integrales en zonas y ecosistemas donde los conflictos por el ambiente generan degradaciones profundas en las estructuras ecológicas y la marginalización socioeconómica de sus pobladores, es fundamental para comprender la realidad compleja de las relaciones sociedad – naturaleza, y permiten ofrecer elementos de análisis más acertados para apoyar los procesos de toma de decisiones.  


BIBLIOGRAFÍA 

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Elementos para la valoración integral de los recursos naturales: un puente entre la economía ambiental y la economía ecológica Una revisión de bibliografía.

Elements for an comprehensive assessment of natural resources: bridging environmental economics with ecological economics.

 

Paulo Cesar Rodríguez Romero 1 Alexander Cubillos Gonzalez 1 

1. Zootecnista. Candidato a Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia. macubillosg@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Instituto de Estudios Ambientales 

Recibido para evaluación: 01 de Noviembre de 2010 Aceptación: 19 de Diciembre de 2011 Recibido versión final: 28 de Febrero de 2012


RESUMEN 

El predominio de las valoraciones de los recursos naturales basadas en cifras económicas ha generado una infravaloración de los beneficios reales que obtienen las sociedades de la naturaleza, causada por el desconocimiento de la complejidad de las funciones ecológicas y por ignorar la integralidad de los subsistemas que componen el ambiente. Ante tal panorama, resulta imperante encontrar puentes conceptuales entre las ciencias ambientales para llenar los vacíos en los métodos de valoración, recurriendo a la pluralidad de escalas de medición, a la participación de los actores involucrados y al principio de precaución frente a los límites de la conmensurabilidad de la naturaleza. El presente ensayo explora los conceptos del valor y las metodologías de valoración desde los enfoques de la Economía Ambiental (EA) y la Economía Ecológica (EE), para posteriormente proponer una integración de métodos valorativos que tengan en cuenta la complementariedad y complejidad de las relaciones de valor en la naturaleza. La propuesta de valorar integralmente los bienes y servicios ecosistémicos (BSE) contribuye a que las decisiones políticas se ajusten de mejor forma a la realidad ambiental. 

Palabras claves: Teoría del valor, bienes y servicios ecosistémicos, valoración integral. 


ABSTRACT 

The predominance of economic assessments regarding the value of natural resources has caused a sub- valuing of the real benefits which societies can obtain from nature. This is due to a lack of knowledge about the complexity of ecological functions, as well as a dismissal of the integrated relations of the sub-systems which make up the environment. It is therefore necessary to establish conceptual bridges between environmental sciences to fill in the gaps in economic valuation methods by recurring to diverse measuring scales, participation from the different actors involved, and a principle of precaution regarding the limits of nature. This paper explores the concepts of value and economic valuation methods from the perspectives of Environmental Economics and Ecological Economics. It then proposes an integration of valuing methodologies which take into account how complementary and complex nature’s value relations are. This proposal of valuing integrally ecosystem goods and services contributes to adjusting political decisions more accordingly to real environmental conditions. 

Key words: Theory of value, ecosystem goods and services, integral valuation 


1. INTRODUCCIÓN 

En el avance de las sociedades humanas, la dinámica de la naturaleza no ha estado separada de la evolución de los sistemas económicos 1 . La naturaleza ha provisto al ser humano de refugio y alimento, así como también, ha constituido un medio de relaciones entre individuos y entre sociedades. En efecto, los ecosistemas y la economía han generado múltiples formas de interdependencia. Ejemplo de esto es que la base de la economía, la producción primaria, está condicionada por determinados factores ecológicos y, a su vez, los ecosistemas se transforman constantemente, jalonados en parte, por el crecimiento económico.  

No obstante, el equilibrio de estas relaciones se ha visto irrumpido por la preponderancia que adquirió la economía sobre el comportamiento de los sistemas naturales, situación que polariza la dominancia del progreso económico sobre la conservación de los ecosistemas. 

Una de las relaciones que, en gran medida, ha determinado el deterioro de las estructuras ecológicas por la presión de las actividades económicas, radica en la asignación de valor de los recursos naturales que las sociedades hacen a través de la economía, las cuales fluctúan de acuerdo al comportamiento del sistema económico-ecológico en permanente cambio (Toledo, 1998). La economía asigna valor a los recursos naturales de acuerdo a preferencias de los individuos, los toma para la formación de riquezas y posteriormente excreta energía disipada (no útil) y desechos contaminantes (ver: figura 1). 

Particularmente, el concepto sobre el valor de los recursos naturales2 reviste una fundamental importancia debido a que es inseparable de las elecciones y decisiones que tenemos que tomar acerca del manejo ecológico, determinando la suerte que pueden correr los recursos naturales (Costanza et al, 1999). 

Reconociendo la dependencia que la sociedad y su economía tienen de los ecosistemas, así como la necesidad de introducir el valor de los sistemas ecológicos en la toma de decisiones, se hace indispensable el establecimiento de puentes teóricos y metodológicos que reconcilien las relaciones entre la economía y la ecología, y entre las ciencias encargadas de la valoración de los recursos naturales. 


2. EL CONCEPTO DE VALOR DE LOS RECURSOS NATURALES 

Según Leff (2004), la ecología económica, EE, y la economía ambiental, EA, como las ciencias
responsables de valorar los beneficios y perjuicios, recibidos y causados al ambiente
3, tienen una deuda pendiente en subsanar el vacio teórico del concepto de valor, hoy en día, determinado por las leyes ciegas del mercado que lo transformaron en una esencia invisible. Precisamente, para comprender las diferencias en el principio de valor de la naturaleza entre estas dos disciplinas, se partirá con la
descripción de sus planteamientos a continuación.

2.1. El valor de los recursos naturales desde la Economía Ambiental 

Según Stratton (2006), citado por Gómez- Baggethun y de Groot (2007), la teoría del valor es como la piedra filosofal de la ciencia económica, pues del principio del valor nace la base para generar una categorización o jerarquización de todos los productos de los que puede hacer uso una sociedadpara la satisfacción de las necesidades humanas básicas y para la conformación de las riquezas. En tal sentido, la teoría del valor en la que se enmarcan las valoraciones de los bienes y servicios ecosistémicos, BSE, desde la corriente de la EA, corresponde a los postulados sobre el valor subjetivo.

El valor subjetivo de un bien o servicio, ya sea natural o manufacturado, está determinado por la utilidad que genera el consumo para la satisfacción de una necesidad en particular y para un individuo en particular, lo que se conoce como las preferencias del consumidor.  

La forma como se logra traducir este valor subjetivo creado en la mente de los individuos a nivel cuantitativo es gracias a la distinción entre la utilidad absoluta de un bien en relación con su utilidad relativa en términos del grado de satisfacción que generan los consumos de cantidades marginales de este (Dobb, 1985; Samuelson y Nordhaus, 2002; Fernández, 2003). 

En tal sentido, la utilidad que obtiene de un bien un individuo se refleja en las cantidades de demandas de este bien en el mercado que, junto con la información de escasez (cantidades ofertadas), determinan el valor de cambio traducido a precios en el sistema de mercado. 

En el caso de la vinculación de la naturaleza al sistema económico, se requiere que los BSE susceptibles de convertirse en objetos mercadeables, cumplan con otras características fundamentales: ser apropiables y reproducibles (Fernández, 1995). Estas condiciones implican la exclusión de algunos BSE a los que la EA ha incluido en el grupo de las externalidades, los bienes públicos y los recursos comunes mencionados por Azqueta (2002), los cuales, debido a la indiferencia de las preferencias de los consumidores, son susceptibles a la degradación. 

No obstante, aún cuando la línea de pensamiento de la EA sigue los planteamientos neoclásicos, esta escuela ha incorporado otros elementos al concepto de valor que posee un recurso natural y que complejizan la persistente tarea de asignarle un valor absoluto. Así, los valores inmanente, intrínseco y extrínseco de la naturaleza 4 son tenidos en cuenta aun cuando el ejercicio de valorar sea enteramente antropocéntrico y su equivalencia en términos monetarios sea una cuestión utópica e incompleta. 

En la figura 2, se sintetiza el marco teórico del valor de la naturaleza de la EA en la propuesta de la teoría del valor económico total desarrollada por Pearce y Turner 5 (1990), en la que se hace una distinción entre los valores de uso y los de no uso ó valores intrínsecos de los BSE 6 . 

La aplicación de los conceptos anteriores debe tratarse con mucho cuidado, ya que muchas de las múltiples funciones que cumple la naturaleza se pueden subestimar al sumar estos tres tipos de valor. Según Bermejo (2001), este marco conceptual ortodoxo del concepto de valor total de la naturaleza resulta radical a la hora de incluir variables ecológicas en el análisis, razón por la cual, estos conceptos de valor esbozados hasta ahora no contemplan elementos científicos demostrados como la complejidad de los sistemas naturales, la complementariedad y la interconectividad de sus elementos. 

2.2. El valor de los recursos naturales desde la economía ecológica

La disciplina científica de la EE se presenta como una perspectiva diferente de la EA, con implicaciones no solo a escala económica, sino también en lo social, en lo político y en lo ecológico. Reflejo de esta combinación de elementos es que el concepto del valor de los recursos naturales integre diferentes perspectivas, aunque pueda carecer de un elemento concreto y se pierda en la visión ampliada de la realidad.

Para abordar este tema, se debe considerar previamente que la EE no justifica como un problema central la necesidad de encontrarle valor a los recursos naturales, por sobre el mantenimiento y preservación de las estructuras y funciones de los ecosistemas. En términos de Aguilera (2006), el valor más importante de la naturaleza es el de su propia existencia y el de las funciones que cumple en el mantenimiento de la vida, en los procesos de producción y en la conformación de la cultura. En esta perspectiva, la interacción con otras disciplinas científicas es indispensable para consolidar una teoría del valor, en la que aparte de las cantidades en términos crematísticos, tengan cabida las variables ecológicas y sociales.

Precisamente, el soporte teórico biofísico en el que se apoya la EE son los postulados hechos por Georgescue- Roegen (1971) sobre el valor energético, quien, a partir de la segunda ley de la termodinámica (7) determinó que las necesidades básicas fundamentales para la conservación de la especie humana son puramente de tipo biológicas y se alimentan de baja entropía, de tal forma que, la baja entropía es una condición necesaria para que una cosa tenga valor (8) .

7. La segunda ley de la termodinámica o ley de la entropía puede establecerse como la medida de la energía que no queda disponible como resultado de la transformación de la materia, es decir, la energía degradada (Odum y Barrett, 2006). 

8. Entendiendo que la baja entropía es una condición necesaria para que una cosa tenga valor, el proceso económico que describe Georgescue-Roegen reorganiza la materia generando baja entropía a partir de un gasto mayor de energía, razón por la cual se entiende la pérdida de valor aunque los bienes generados sean útiles (Georgescue-Roegen, 1971; Sollner, 1999; Leff, 2004). 

A partir de esta visión del valor, se interpreta que la degradación de la naturaleza ha conducido a una perdida acelerada de valor debido a la transformación de las estructuras y funciones ecosistémicas, principalmente provocadas por el consumo acelerado de energía exosomática. 

A pesar de que la EE ha dispuesto las pautas para incorporar otros tipos de medición de la naturaleza diferentes a los valores monetarios, existen limitantes teóricas para la cuantificación y/o valoración de los BSE desde el enfoque de la EE. 

Autores como Cruz (2006), Martínez- Alier y Roca (2000) y Castiblanco (2007) han argumentado el problema que presentan la mayoría de BSE en cuanto a su comparabilidad y en cuanto a las unidades de medida utilizadas para estos. Los niveles de comparabilidad y de conmensurabilidad de los BSE pueden generar una pluralidad incalculable de valores dentro de la naturaleza, e incluso, elementos de esta que no pueden ser medidos, mucho menos en términos monetarios 9 . 

9. Existen otros principios teóricos de la Economía Ecológica que dan soporte al tema del valor de los recursos naturales, en cuanto a la comparabilidad y conmensurabilidad entre bienes y servicios ambientales. La comparabilidad puede ser fuerte en la medida en que dos objetos son comparables cardinal u ordinalmente y débil en la medida en que existen muchos criterios no excluyentes para priorizar. A su vez la comparabilidad débil da carácter de inconmensurable a las diferentes concepciones de los valores que vuelven incomparables a los objetos, pues los criterios de comparación son variados, con escalas de valor diferentes (ver: Falconi y Burbano 2004; Cruz, 2006). 

Teniendo en cuenta estas limitantes mencionadas, se debe reconocer como una conclusión básica dentro de los postulados de la EE, la imposibilidad de una conmensurabilidad del valor total de la naturaleza tal como lo plantea la EA, aún sin tener en cuenta el valor subjetivo del placer de vivir de cada uno de los miembros de la población y que se relaciona directa e indirectamente con la naturaleza. 

Si bien la EE presenta una visión diversa del valor de los recursos naturales, unas más radicales que otras, se considera que la teoría del valor permanece hoy en día sin consensuar, a la espera de que sus interpretaciones y diversas formulaciones converjan en ontologías, epistemologías y marcos metodológicos más precisos (Gómez- Baggethun y de Groot, 2007). 


3. VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS RECURSOS NATURALES 

El fin de valorar los BSE radica en la necesidad de incorporar más elementos de juicio dentro de los procesos de toma de decisiones que tienen que ver con la asignación y prevención de los daños en los recursos naturales causados por los agentes económicos, que en consecuencia, generan una pérdida de bienestar social 10 . De acuerdo con Mendieta (2005), las fallas de mercado que asignan deficientemente los recursos, la forma de distribución de los bienes públicos y los daños ecológicos, son los argumentos básicos que hacen interesante y necesaria la valoración de los BSE. 

10. El gran interés por hallar el valor económico de los recursos naturales se remonta a la “Economía del Bienestar”, recurriendo a las medidas de cambios en el bienestar ocurridos por cambios en las cantidades y calidades de los recursos naturales y en el riesgo que enfrentan los individuos (Freeman, 2003 citado por Mendieta, 2005). 

La EA y la EE abordan de manera diferente los métodos y las herramientas para la valoración de los BSE. Desde la perspectiva de la EA, los métodos de valoración recogen una mínima parte del valor de los BSE y, en los casos donde son aplicados, los supuestos necesarios tienen alto grado de arbitrariedad. Según la perspectiva de la EE, cualquier metodología de valoración debe incorporar información de otras disciplinas con fundamento en sistemas de valores, para que tenga lugar una interacción adecuada entre los sistemas socioeconómicos y ecológicos que garantice una gestión sostenible de los BSE (Figueroa, 2005). 

La figura 3 presenta los principales métodos de valoración económica de los BSE de acuerdo con el tipo de valor que se pretenda capturar y el enfoque que se vaya a usar (EA o EE; conmensurabilidad de valores o inconmensurabilidad). En las secciones siguientes se buscará explicar brevemente los mecanismos de valoración de la EA y la EE. 

3.1. La valoración desde la Economía Ambiental 

El objetivo central de los métodos de valoración de la EA se encuentra en la internalización en el sistema de mercado de los diferentes valores que componen los activos ecosistémicos, no excluyentes entre sí, que pueden aislarse para su análisis y sumarse para la identificación del valor total. Así, para identificar el valor total de un bien o servicio ecosistémico, se debe identificar los valores parciales del uso tangible o intangible de este bien o, indirectamente a través de otros bienes o atributos de un bien el valor de la opción de aplazar el uso del bien para un futuro; y otros valores de no uso como el inmanente o el valor de heredar el recurso a las generaciones futuras. La identificación de estos valores constituye un paso previo para desarrollar y seleccionar posteriormente cualquier método de valoración (Lomas et al., 2005). 

Azqueta (2002) clasifica los métodos de valoración en indirectos (basados en las preferencias reveladas) y directos (basados en las preferencias declaradas) 11 . Los métodos indirectos de valoración incluyen los costes de reposición, la función de producción, el coste de viaje y los precios hedónicos; entre los métodos directos se destacan la valoración contingente y la ordenación contingente. 

De esta forma, el concepto del valor total, complementado con la estructura analítica de la microeconomía, confluyen en el uso de dos herramientas que funcionan como el común denominador de los métodos de valoración de la EA: la disposición individual a pagarpor un recurso (DAP) y la disposición a aceptar compensacionespor un mal ambiental (DAC) (Rodríguez, 2010). Según Field (1995), son el instrumento para la internalización de las preferencias individuales de consumo para asignar un valor monetario. 

La DAP funciona con el mismo principio de utilidad marginal; a medida que aumenta la cantidad de unidades consumidas, normalmente disminuye la disponibilidad a pagar por unidades adicionales de un bien. Así, las personas muestran su preferencia por las cosas a través de la DAP, que se ve reflejada en el precio de mercado con el gasto total del bien, es decir, la primera aproximación al beneficio recibido. Pero como existen personas que están dispuestas a pagar más que el precio de mercado, se reconoce que el beneficio total también cuenta con un excedente del consumidor (Pearce y Turner, 1990) (Ver: figura 4). 

Los cálculos económicos permiten, a través de las métodos de valoración, establecer una función de demanda del bien a valorar o de bienes relacionados con este, traducir el comportamiento del consumidor en términos de precios y cantidades, y conseguir un valor parcial de mercado que permita tener elementos de juicio en la toma de decisiones sobre el manejo de los recursos naturales (Ver: figura 5). 

3.2. La valoración desde la economía ecológica 

Para autores como Cortés (2007), la EE aún no materializa un instrumento que permita vencer las dificultades de convertir valores a precios, aunque teóricamente logre inquietar sobre las debilidades de la corriente principal. Sin embargo, aunque el método general de la EE aún no esté unificado, ya existen importantes avances en las alternativas de valoración de los recursos naturales. 

Desde la EE se han establecido algunas metodologías para la valoración de BSE que se pueden clasificar en dos grupos de herramientas: 

- Los metabolismos sociales.La cuantificación de los intercambios de materiales que realiza el ser humano con la naturaleza, para garantizar los procesos de producción-consumo de productos y servicios, ha tomado fuerza entre las metodologías ecológicas para valorar la naturaleza. El metabolismo social, industrial o económico, es un término extrapolado de las ciencias naturales para hacer referencia a la similitud con que los procesos sociales, como subsistemas alojados en el sistema ambiental, se comportan como organismos vivos al apropiar, circular, transformar, consumir y excretar, materiales y/o energías provenientes del mundo natural (Pérez, 2006; Toledo, 2008). 

Esta metodología consiste en la identificación de los inputsde materiales, los outputsy la acumulación neta de materia y energía en el sistema. Para la cuantificación de esta ecuación (inputs = outputs + acumulación), la EE ha dispuesto instrumentos de medición como la huella ecológica (HE), análisis de flujo de materiales (MFA), balance comercial físico (BCF), análisis del ciclo de vida y otros más específicos como la huella hídrica (HH) o los balances energéticos equivalentes (BEE).

- Los métodos de toma de decisiones.La EE cuestiona el carácter unidimensional implícito en los métodos de valoración propuestos desde la EA. Contrario a esto propone “buscar procedimientos democráticos e informados para tomar decisiones en un marco multicriterial, es decir, cuando existen diversos criterios de valoración”(Martínez Alier y Roca, 2000, 261). 

La teoría de la decisión multicriterio introduce otra perspectiva de la evaluación, al incluir un conjunto de técnicas orientadas a evaluar procesos de toma de decisiones o problemas de decisión social que se caracterizan por los conflictos que se presentan entre individuos y grupos diversos que poseen criterios contradictorios entre sí. Es una herramienta que ayuda a entender la naturaleza de esos conflictos y plantea los medios para llegar a soluciones compromiso (Munda, 2004). 

En términos generales, el procedimiento de la Evaluación Multicriterio (EMC)12 consta de 5 pasos:  

1). Definición del problema a investigar;
2) Definición del conjunto de criterios a evaluar;
3) Elección del método (discreto o continuo) dependiendo del número de alternativas y
criterios considerados;
4) Identificación de las preferencias en criterios y alternativas del decisor.
5) Elección del procedimiento de agregación de los criterios (Munda, 2005, citado por
Falconi y Burbano, 2004).

12. La EMC comprende un variado grupo de metodologías utilizadas para el procesamiento y análisis de información disímil. Dentro de los métodos de agregación de la información se encuentran la programación lineal, el punto ideal, la utilidad multi-atributo, los métodos de superación y las jerarquías analíticas, entre otros (ver Falconi y Burbano, 2004). Aunque no es el objetivo de este texto especificar la metodología de EMC, se proponen los métodos de jerarquías analíticas como ideales para abordar problemas complejos, ya que permite la organización de sus elementos en una estructura jerárquica, ofrece una asignación de pesos a los elementos a evaluar con el consenso de los actores involucrados, admite evaluaciones con factores de orden cualitativo y brinda resultados más confiables para determinar los pesos y prioridades (ver Munda, 2001; Falconi y Burbano, 2004; Garcia et al, 2006). 

Esquema metodológico para la valoración integral de los bienes y servicios ecosistémicos 

El afán por lograr una estructura metodológica de valoración completa radica en que los niveles de deterioro de la naturaleza causados por factores agrícolas, industriales y demográficos están llegando a niveles alarmantes, razón por la que se requiere una valoración que tenga en cuenta no solo los aspectos económicos, sino las implicaciones sociales y ecológicas que han arrastrado. La persistencia en las mediciones monetarias, ha promovido la mayor degradación de los recursos naturales y la desigualdad social que arrastran los conflictos ambientales (Rodríguez, 2010). 

A su vez, el reto de encontrar un lenguaje común en las valoraciones para solucionar estos problemas de inequidad y degradación, no consiste en erigir otro sistema de medida unívoco, sino la búsqueda de elementos acordes con la realidad heterogénea, que permitan tomar decisiones correctas para el desarrollo, por encima de hacer conteos minuciosos de calorías o de monedas. 

La meta consiste en la búsqueda de puentes conceptuales entre las ciencias ambientales para llenar los vacíos que una u otra presenten en sus métodos, recurriendo a la pluralidad de escalas de medición, a la participación de los actores involucrados o la representatividad de sus intereses en las mediciones, a las escalas temporales como factor de medida y al principio de precaución frente a los límites de la conmensurabilidad de la naturaleza y la sociedad. Sin lugar a dudas se puede lograr ese bosquejo metodológico si se logra equiparar con las teorías de estructuras ambientales complejas, razón por la cual a continuación se abordará el tema de la integralidad y complejidad del ambiente. 

3.3. La visión integral y compleja en la valoración de bienes y servicios ecosistémicos 

Las revoluciones en el pensamiento humano han desatado importantes cambios en los patrones de comportamiento de la sociedad y especialmente de la sociedad con la naturaleza. La revolución científica de siglo XVII le otorgó el poder al humano de conocedor y dominador de la naturaleza. Según Morin (2004, 63), con el paradigma de la simplificación científica el pensamiento cayó en la “inteligencia ciega” que lo limitó al “destruir los conjuntos y las totalidades, aislando todos los objetos de sus ambientes”. 

A pesar del cambio en el paradigma científico sucedido en el siglo XX, que incluyó conceptos como la relatividad, la entropía, el principio de incertidumbre y la complejidad de la realidad, varias ramas del conocimiento social como la economía persisten en la idea de los enfoques lineales, sectoriales y parciales para abordar los problemas y conflictos ambientales (Foladori, 2001). 

Una de las razones para que persista el reduccionismo en los análisis económicos radica en la ausencia de integralidad. En otras palabras, la ausencia de visión holística de mundo no ha permitido comprender el comportamiento de las relaciones entre los sistemas naturales y sociales complejos y la importancia, por encima del valor, de cada uno de sus elementos constitutivos para el equilibrio de la ecosfera. 

El primer paso para incorporar la integralidad y la complejidad dentro de los métodos de valoración parte, como lo sugieren de Groot, Wilson y Boumans (2002), en comprender la conformación ecológica (estructuras y funciones) y la capacidad que tienen los procesos y componentes naturales de proveer bienes y servicios que satisfacen directa o indirectamente las necesidades humanas y sociales. 

Estas estructuras ecosistémicas son el resultado de procesos evolutivos del sistema ecológico. A su vez, las funciones ecosistémicas son el resultado de complejas interacciones entre los componentes bióticos y abióticos del ecosistema, a través de fuerzas conductoras universales de materia y energía (de Groot et al, 2002). En la tabla 1 se presenta la clasificación de 24 funciones ecosistémicas modificadas a partir de de Groot, a partir de las cuales se pueden identificar los BSE que se busca valorar 13 . 

 

13. Existen otras clasificaciones previas en las que también se subdividen en cuatro principales grupos, aunque no tan sistémicas como la presenta de Groot et al (2002) (Ver Azqueta, 2002; Barbier, Burgess y Folke, 1994, citados por Foladori, 2005). 

Relacionar los BSE con las estructuras y funciones ecológicas a las que pertenecen, permite identificar el nivel de importancia y los beneficios ampliados que se derivan de su uso y existencia, de la misma forma que admite dimensionar los múltiples valores que posee cada elemento en el ambiente. 

Un paso posterior es determinar los posibles métodos de valoración de los BSE, teniendo en cuenta, como lo señalan Falconi y Burbano (2004), que ningún método debe ser descalificado ni subestimado pues su referente teórico constituye un aporte a la construcción de integralidad. Así, cada método de valoración logra una aproximación al valor desde su enfoque teórico, requiriéndose la interacción de métodos que complementen la visión de ambiente (económicos, socioculturales y ecológicos), para lograr así, una aproximación holística al “capital natural” 14 .  

14. Desde la visión de la economía neoclásica el capital natural es visto como un stock de recursos para la producción y el consumo, afirmando que es fácilmente sustituible y reproducible por otras formas de capital. El concepto que aquí se adopta incluye también las funciones y valores de la naturaleza que son intangibles, como “un incontable, un tipo de metáfora para referirse a la exploración de un sistema aprovechado con tres variables fundamentalmente diferentes pero necesariamente interrelacionadas: ecológicas, económicas y socio-culturales” (Chiesura y de Groot, 2003, 221). 

- Aproximaciones al valor económico. Esta hace referencia al pequeño subconjunto de los BSE que gozan de mercado y precio, que aunque pueden estar subvalorados, con la integración de métodos se puede complementar su valor. 

La necesidad de incluir los métodos de valoración de la EA es, por una parte, debido a su estrecha relación con las actividades antrópicas de producción y consumo, para las cuales los estudios de valoración de los pasivos y activos ambientales tienen un amplio uso en la actualidad, gozan de flexibilidad y adaptabilidad a diversas situaciones e incluyen el componente social y de preferencias a la hora de realizar las valoraciones, como lo resaltan Lomas et al. (2005). 

- Aproximaciones al valor socio- cultural.Los elementos que componen el valor desde las percepciones socio- culturales son totalmente diferentes a lo tangible, aunque dependan de la preservación de la naturaleza. Para este sistema socio-cultural, Chiesura y de Groot (2003) afirman que el concepto de valor es primordialmente interpretado en términos de significados, percepciones y asociaciones cualitativas entre la naturaleza y la mente humana, que permitieron el desarrollo histórico de las capacidades cognitivas, espirituales y artísticas de las sociedades.  

Los métodos para capturar un valor de las preferencias socio-culturales se realizan mediante herramientas de tipo participativo como los instrumentos de tipo verbal (talleres grupales, narraciones históricas) o de tipo gráfico (cartografía social o mapas históricos) (Geilfus, 2005).  

- Aproximaciones al valor ecológico. Entendiendo que el mantenimiento de las estructuras y funciones de los ecosistemas, es decir que conserven la baja entropía, implica un alto valor para el beneficio humano y para el equilibrio ecológico, cualquier indicador biofísico que mida el estado y la calidad de los recursos naturales es susceptible de ser usado como medida de su valor ecológico (Rodríguez, 2010). No obstante, los métodos de medición de los metabolismos materiales y energéticos de las sociedades permiten entender de forma más clara la pérdida o generación de valor ecológico causada por los procesos de producción-consumo de bienes y servicios manufacturados. 

 

En la figura 6 se sintetiza el procedimiento para lograr valoraciones integrales a través del ejercicio de relacionar las funciones ecosistémicas y los BSE con los conceptos de valor y las metodologías de valoración parcial desde cada subsistema del ambiente. El esquema señala además que no se requiere llevar a las mismas unidades de medida el valor de la naturaleza, puesto que la finalidad del ejercicio es soportar, de maneja ajustada a la realidad, los análisis de la toma de decisiones frente al manejo que debe hacer la sociedad de los recursos naturales. 

3.4. Aplicabilidad de la valoración integral

Tal como se ha mencionado, calcular el capital natural de un bien o servicio, o de un ecosistema es un ejercicio aproximativo debido a la dificultad de involucrar la complejidad de todos los elementos, relaciones y funciones de la naturaleza en el valor de los BSE captados por el humano. No obstante, la similitud con que se pueda acercar a la realidad dependerá de las variables seleccionadas y de la información disponible para lograrlo. 

Con el objeto de ejemplificar mejor la metodología de la valoración integral, se referencia un diseño de valoración realizado para la zona del Páramo de Guerrero de los municipios de Zipaquirá, Cogua y Tausa en Cundinamarca, el cual corresponde a un ejercicio parcial y aproximado de las variables que permitirían valorar la transformación ambiental causada en este ecosistema por la presencia de la actividad agropecuaria.  

Como lo señala Rodríguez (2010), el Páramo de Guerrero simboliza una fuente de recursos naturales importantes e imprescindibles para el bienestar de los pobladores de su área de influencia. Aparte de las funciones hídricas, la regulación climática y ser refugio de especies endémicas de flora y fauna, que le otorgan gran importancia paisajística a este ecosistema, sus recursos son el sustento económico de decenas de familias campesinas, que tradicionalmente cultivan la papa y los pastos para ganadería. Sin embargo, debido a la frecuencia e intensidad de las prácticas de manejo agrícola que a su vez conllevaron al deterioro y la transformación ambiental en esta zona, se fueron presentando conflictos entre los valores e intereses por los que compiten los diferentes actores que los representan.  

Debido a la necesidad de proteger un ecosistema estratégico, como han sido denominados los páramos por el papel fundamental que cumplen en el sostenimiento de procesos naturales, sociales, económicos, ecológicos y culturales (Márquez, 2003), esta propuesta de valoración integral ofrece la posibilidad de calificar la calidad y cantidad de los recursos fundamentales para la sostenibilidad del ecosistema como el suelo y las coberturas vegetales, permite contar con indicadores biofísicos para medir la eficiencia en el uso de materia y energía en los procesos de producción y consumo, incluye la importancia del bienestar social en el estado de los BSE y determina las bases para la evaluación de las alternativas de manejo existentes y propuestas en los planes de desarrollo territorial para la toma de decisiones relacionadas con la intervención o preservación de los recursos naturales allí presentes. 

Este diseño de valoración integral abarca criterios que miden la dinámica espacio temporal de los BSE ofrecidos por el Páramo de Guerrero, desde la cuantificación física de los recursos, las percepciones de sus habitantes en cuanto al uso de los recursos, la calidad de vida y el bienestar que brinda o restringe, y los comportamientos de los mercados como el agua. En la tabla 2 se presenta una síntesis de los criterios de valoración integral propuesta por Rodríguez (2009) y en la que se depositan los tópicos teóricos mencionados a lo largo del texto. 

 


4. CONCLUSIONES 

Un enfoque que reconozca la integralidad y complejidad del ambiente es requerido para realizar las futuras valoraciones de bienes y servicios de los ecosistemas. Para lo cual, una conciliación entre las disciplinas encargadas de valorar el ambiente, así como el trabajo interdisciplinario para establecer un principio teórico del valor son las próximas prioridades en la agenda científica ambiental. Así mismo, ningún método de valoración debe ser descalificado ni subestimado pues su referente teórico constituye un aporte a la construcción de integralidad. El planteamiento de valoraciones integrales en zonas y ecosistemas donde los conflictos por el ambiente generan degradaciones profundas en las estructuras ecológicas y la marginalización socioeconómica de sus pobladores, es fundamental para comprender la realidad compleja de las relaciones sociedad – naturaleza, y permiten ofrecer elementos de análisis más acertados para apoyar los procesos de toma de decisiones.  


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RODRÍGUEZ ROMERO, P. C. y CUBILLOS GONZALEZ, A. (2012). ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA. Gestión y Ambiente, 15(1), 77–90. https://revistas.unal.edu.co/index.php/gestion/article/view/30819

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RODRÍGUEZ ROMERO, P.C. y CUBILLOS GONZALEZ, A. 2012. ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA. Gestión y Ambiente. 15, 1 (ene. 2012), 77–90.

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RODRÍGUEZ ROMERO, P. C.; CUBILLOS GONZALEZ, A. ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA. Gest. Ambient. 2012, 15, 77-90.

ABNT

RODRÍGUEZ ROMERO, P. C.; CUBILLOS GONZALEZ, A. ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA. Gestión y Ambiente, [S. l.], v. 15, n. 1, p. 77–90, 2012. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/gestion/article/view/30819. Acesso em: 29 mar. 2024.

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RODRÍGUEZ ROMERO, P. C. y CUBILLOS GONZALEZ, A. (2012) «ELEMENTOS PARA LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS RECURSOS NATURALES: UN PUENTE ENTRE LA ECONOMÍA AMBIENTAL Y LA ECONOMÍA ECOLÓGICA», Gestión y Ambiente, 15(1), pp. 77–90. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/gestion/article/view/30819 (Accedido: 29 marzo 2024).

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