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2014-01-01

De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio

Palabras clave:

Ambiente construido, lugar, representaciones, imaginarios urbanos (es)

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Autores/as

  • Andrea Bibiana Reyes-Guarnizo Universidad La Gran Colombia

Este artículo presenta el marco conceptual sobre el cual se basa la investigación Valoración e incidencia del proceso de urbanización en Soacha entre 1970 – 2012, una mirada desde sus moradores, de cara a la construcción de identidad y derecho a la ciudad,a partir de un recorrido que parte de los imaginarios colectivos y las representaciones sociales hasta la apropiación del territorio. Con esta aproximación se busca responder a la pregunta sobre la relación que  existe entre dichos elementos para la articulación entre lo que significan los lugares a  la personas.

Esta investigación tiene como objetivo: Valorar  el proceso de urbanización de Soacha entre 1970 y 2012, tomando como base los imaginarios urbanos y rurales de sus pobladores permanentes y flotantes en contrapartida al proceso de planificación por parte de la administración local e  incidir en la construcción de identidad y derecho a la ciudad.

En dicho sentido es importante  situar la riqueza de los conceptos y modelos teóricos con los cuales se  pretende dar cuenta de la relación entre las personas, el Estado y los espacios, en el proceso de apropiación y construcción social del territorio a fin de proponer un esquema metodológico conceptual desde el cual evaluar estas dinámicas dentro de cada una de las comunas y corregimientos del municipio.

De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio: Un recorrido conceptual*

The imaginary groups to land ownership: Tour concept

Andrea Bibiana Reyes-Guarnizo

Arquitecta, Especialista en Gestión Urbano Ambiental. con Maestría en Educación. Actualmente docente investigadora y líder del grupo de investigación Diseño y Gestión del Hábitat Territorial grupo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad La Gran Colombia. andreabibiana@gmail.com


Resumen

Este artículo presenta el marco conceptual sobre el cual se basa la investigación—Valoración e influencia del proceso de urbanización en Soacha entre 1970-2012, una mirada desde sus moradores, de cara a la construcción de identidad y derecho a la ciudad , a partir de un recorrido que parte de los imaginarios colectivos y las representaciones sociales hasta la apropiación del territorio. Con esta aproximación se busca responder a la pregunta sobre la relación que existe entre dichos elementos y la articulación entre lo que significan los lugares para las personas.

Es importante situar la riqueza de los conceptos y modelos teóricos con los cuales se pretende dar cuenta de la relación entre las personas, el Estado y los espacios, en el proceso de apropiación y construcción social del territorio a fin de proponer un esquema metodológico conceptual desde el cual evaluar estas dinámicas dentro de cada una de las comunas y corregimientos del municipio de Soacha.

Palabras clave: Ambiente construido, lugar, representaciones, imaginarios, urbanización.


Abstract

This article presents the conceptual framework that handles —Evaluation and influence of urbanization in Soacha between 1970-2012, a view from the residents, in order to build identity and right to the city from a tour that starts of the collective imaginary, social representations to the appropriation of territory thus seeks to answer the question about the relationship between the imaginary and the appropriation of land for the relationship between these elements for the articulation between what places mean to people.

Therefore it is important to put the wealth of concepts and theoretical models which seek to explain the relationship between people, state and space, in the process of appropriation and social construction of territory in order to propose a scheme methodological concept from which to evaluate these dynamics within each of the communes and townships of the Soacha of municipality.

Keywords:Built environment, place, representations, imaginaries, urbanization.


Introducción

Soacha es el municipio con mayor densidad poblacional en el departamento de Cundinamarca (Imagen 1). Adicionalmente, a esta situación especial en relación con el territorio cundinamarqués, presenta un crecimiento demográfico acelerado desde 1938 y hasta 2003 (DANE, 2003), situación que se da por la expansión territorial de los barrios periféricos de Bogotá, la conurbación,1los fenómenos masivos de migración rural y el desplazamiento. Éste carácter contrasta con el índice de población nativa de tan sólo un 21%.

Dicha realidad es una de las causas de la falta de identidad territorial, junto con el peso histórico que la cataloga como una ciudad dormitorio y de migrantes, condiciones que hacen que el sentido de pertenencia por el territorio sea algo de lo que adolece el municipio, por cuanto no existe una cultura ciudadana ni política que lo incentive. Esta falta de arraigo cultural de la población del municipio se refleja en el comportamiento ciudadano, el cual se caracteriza por la indiferencia hacía lo público, la agresividad hacia el medio ambiente (Imagen 2), así como el desarrollo de actividades fuera del municipio, en particular sociales, laborales y formativas. Da cuenta de esto el trabajo documentado en el libro Pilares históricos de Soacha, así como la investigación —Análisis sobre la situación del derecho a la vivienda y a la tierra en el marco del desplazamiento forzado en Altos de Cazucá,2 entre otros estudios.

Son varias las universidades (entre ellas la Universidad Externado de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Piloto de Colombia) y organizaciones sociales no gubernamentales que adelantan estudios sobre el municipio de Soacha. Estos ponen en evidencia que uno de los mayores problemas del municipio se relaciona con la falta de identidad territorial, situación dada justamente por la diversidad cultural en una espacialidad tan diversa, con una morfología urbana fragmentada y desarticulada, sin vínculos y con la ausencia de referentes a la historia causada por el acelerado crecimiento que ha difuminado en el tiempo sus tradiciones históricas.

En dicho sentido se puede decir que el escenario urbano no está claro ni hay autenticidad, los ciudadanos vienen perdiendo el sentido de pertenencia hacia su entorno inmediato, y el tejido urbano avanza como una mancha sin control. Como solución a esta problemática el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial plantea la necesidad de construir y definir cómo se quiere la ciudad desde las interrelaciones de todos los entes que participan en estas relaciones con sus actuaciones.

Anota Ismael Ortiz (1999:3) en la serie Ciudad y Hábitat que —la gran paradoja de la cultura urbana es que entre más se intenta caracterizarla más escurridiza se hace y entre
más se intenta afirmar el territorio más angustiosa y urgente se hace su búsqueda , por tanto, los imaginarios urbanos están en una constante exploración y consolidación a partir de los traslados poblacionales y el desplazamiento.Cabe entonces preguntarse, qué relación existe entre los imaginarios y la apropiación del territorio para la articulación entre los lugares y la personas.

Como fruto de este recorrido conceptual se propone un esquema metodológico de los diferentes significados desde el cual se evalúe la incidencia de los imaginarios colectivos y de las diferentes acciones de la administración municipal en las formas de representación urbana, los procesos de transformación y la construcción de identidad y ciudadanía, que permitirá proponer estrategias y acciones tanto de la administración local como de participación colectiva, que fortalezcan la cultura ciudadana y el sentido de pertenencia al municipio en todos los ámbitos. El desarrollo de este artículo considera de forma sucesiva los conceptos, los imaginarios colectivos y la apropiación del territorio como medios de articulación entre las personas y los lugares.

El recorrido, por los imaginarios colectivos

...el mundo se divide cada vez más entre los que miran y son
mirados, pero no necesariamente vistos
Giménez, 1994

Gilbert Durand define el imaginario como —la inevitable representación, la facultad de la simbolización de la cual emergen continuamente todos los miedos, todas las esperanzas y sus frutos culturales desde hace aproximadamente un millón y medio de años, cuando el homo erectus se levantó sobre la tierra (Durand, 1994: 77 citado en Hiernaux, 2007:17-30).

Néstor García Canclini (2005:47) plantea que: —Muchos presupuestos que guían la acción y las omisiones de los ciudadanos derivan de cómo percibimos los usos del espacio urbano, los problemas de consumo, tránsito y comunicación, y también de cómo imaginamos las explicaciones a éstas cuestiones . Desde esta mirada, tanto Vergara (2001 citado en Torres, 2010) como Torres (2010), ambos arquitectos mexicanos, consideran que la construcción conceptual de lo imaginario se realiza desde todo aquello que se estructura a partir de lo real y de las prácticas sociales. Por tanto, lo imaginario es la construcción de la representación social y cultural, tanto individual como colectiva, de una práctica socio- cultural en un determinado espacio en dónde lo simbólico se relaciona con la producción social de un tipo de cultura; a partir de la interacción, los significados y símbolos que pernean una territorialidad. Las imágenes mentales que cada persona produce se hacen
colectivas en tanto se comunican en un grupo social.

Para Torres (2010), la idea central de los imaginarios radica en la fabricación de una imagen visible y la abstracción de un símbolo (significado-significante) de los actores sociales urbanos que se encuentran en un espacio determinado.

Con lo anterior, señala que el imaginario social es:

· Una producción de discursos y prácticas fluctuantes de diversa naturaleza.

· Una representación psico-socio-cultural y simbólica, que puede darse de manera individual o colectiva, y que se origina principalmente en el uso y apropiación cotidiana de cualquier tipo de espacio.

· El conjunto de imágenes que de forma individual o colectiva se interioriza y se configura en la base desde la cual se mira, clasifica y ordena el entorno, a tal punto que regula diferentes dinámicas de la vida.

En este sentido, considera que:

· Su estudio se puede orientar desde aquellos conjuntos que se remiten a la ciudad vivida y los que se centran en la representación de la ciudad y trasforman así la percepción en imagen del espacio.

· A partir del estudio o análisis de lo imaginario se pueden establecer representaciones sociales que tienen como función atribuir un sentido a la realidad, definir y orientar los comportamientos o prácticas urbanas. Estas representaciones sociales portan la marca del sujeto y de su actividad.

Adicionalmente a este campo conceptual, se puede decir que en la formación del imaginario se ubica la percepción transformada en representaciones a través de la imaginación, lo cual aporta un elemento de sentido a las representaciones y las trasformaciones simbólicas. Siguiendo a Hiernaux (2007), la imaginación trabaja intensamente en ese andar que va de la percepción original del entorno visual a la construcción de un imaginario que se enfrenta a la existencia de imágenes anteriores que tejen, por complementariedad o bien por oposición, el imaginario del espacio de referencia.

Tal como menciona Marc Augé (Hiernaux, 2007), construir el objeto de lo imaginado ­como proponía Bourdieu­ significa romper lo establecido en múltiples direcciones, ir más allá del sentido común, pensar relacionalmente, atender la historia de las configuraciones de problemas que nos atañen. Así, un primer conjunto de datos o análisis serían los derivados de pensar desde otra parte, desde el ámbito de las significaciones que guían acciones y valoraciones a partir de relaciones que usualmente no son causales (García, 2005).

A su vez, Gilbert Durand destaca la importancia del tema de los imaginarios y lo simbólico desde la perspectiva de generar una nueva pedagogía del conocimiento, particularmente útil para los estudios urbanos, y expresa que: —[El] Conocimiento simbólico definido de manera triple como pensamiento por siempre indirecto, como presencia figurada de la trascendencia y como comprensión epifánica, parece estar en las antípodas de la pedagogía del saber tal como se ha ido instituyendo en occidente desde hace diez siglos (Durand, 1964 citado en Hiernaux, 2007).

Continuando el camino: la apropiación del territorio

Para abordar este tema se tiene presente como punto de partida la conceptualización de la apropiación del territorio dentro de su construcción social, para lo cual también se tendrán en cuenta los temas de espacio simbólico, identidad y apego al lugar.

El concepto de apropiación se considera a partir su dualidad, es decir: de un lado, desde la acción-trasformación, la cual entronca con la territorialidad y el espacio personal como lo anotan Tomeu Vidal y Eric Pol (2004) sobre el texto de Irvin Altman (1975); de otro lado desde la identificación simbólica, la cual se vincula con los procesos afectivos, cognitivos e interactivos (citado por Pol y Vidal, 2005).

Frente a la acción-transformación el análisis histórico que presenta Canclini (1995:28) permite comprender cómo los procesos de territorialidad hoy en día son propiciados generalmente por el Estado que, en alianza con algunos grupos y en aras del desarrollo, orienta las dinámicas de las ciudades, aunque parte de una apuesta por la ciudadanía al decir que —la ciudadanía estuvo asociada a la capacidad de apropiarse de los bienes y al modo de usarlos . Según Dolores (2012), esto sugiere que la construcción de los procesos de apropiación espacial tiene que matizarse en las perspectivas políticas que identifican a las sociedades locales según su historia y temporalidad.

Desde esta mirada es importante hacer las siguientes preguntas: ¿Qué tinte adquiere el neoliberalismo en las localidades dada la desigualdad geográfica? ¿Cómo las sociedades locales pueden asumir los efectos del neoliberalismo? Se trata de aspectos paralelos al tipo de globalización económica neoliberal dominante que hacen notar la desaparición de los espacios públicos tradicionales, espacios de discusión donde se genera el sentido y se negocian los significados, sustituidos por espacios de creación privada destinados a ser objeto de consumo. La desigualdad geográfica habla del tipo de relaciones sociales que crean dominios, resistencias y consensos en espacios determinados (Dolores, 2012).

Por su parte, desde la identificación simbólica los procesos que involucran el fenómeno de la apropiación del espacio admiten una forma de comprender y explicar la manera como se generan las relaciones que las personas mantienen con los espacios desde tres posibilidades de vínculo: consigo mismo, con los otros y con el entorno.

La tabla 1 que se presenta a continuación recoge los aspectos más importantes de este apartado conceptual, y el paralelo que se establece de las dos posturas mencionadas desde las cuales se puede entender el fenómeno de la apropiación, en las que el espacio se configura como lugar de estabilidad, identidad y cohesión de un grupo humano.

Ahora bien, el espacio es producto de procesos diversos surgidos de la acción específica y organizada de actores, ciudadanías y movimientos sociales que constituyen mecanismos de apropiación espaciales específicos (Dolores 2012). También se puede considerar el espacio como un ente que se construye socialmente, sus cambios responden a las relaciones e interacciones sociales que allí se materializan, e invitan a una mirada interdisciplinaria de los conceptos que han definido las formas de identificar y entender las trasformaciones urbanas.

Vidal y Pol (2005) junto con Gustafson (2001b ponen de manifiesto la doble lógica del espacio. De una parte se encuentran los espacios-flujo en donde tienen lugar la mayoría de los procesos dados desde el poder (económico, de la información, político) y que se encuentran en la esfera de lo global. Por otra parte están los espacios-lugar en donde se favorecen las interacciones sociales;3 sin embargo, dada la inestabilidad de las relaciones entre las personas y los espacios se provoca la ausencia de sentido del lugar o el incremento de —no-lugares como denominó Marc Augé (2000) a los espacios sin marcas, que tampoco determinan a quien los habita.

Por tanto, como apropiación del territorio es posible considerar el proceso por el cual el espacio se convierte en lugar (espacio simbólico, cargado de significados compartidos por diferentes grupos sociales) a partir del cual se desarrollan aspectos de la identidad relacionados con la permanencia, la seguridad y la satisfacción, derivados precisamente de la necesidad de permanecer cerca o en el lugar. Para Varela (1993, citado por Vidal y Pol, 1997) el simbolismo se observa, ya sea como una propiedad inherente a la percepción de los espacios4 o bien desde las personas que cargan de significado un lugar.

Así mismo, plantea que el espacio simbólico lo constituyen los elementos de una determinada estructura urbana entendida como una categoría social que identifica a un establecido grupo asociado a ese entorno.

El espacio simbólico y la identidad urbana se relacionan con los procesos de apropiación del espacio y apego al lugar, puesto que son procesos dinámicos de interacción conductual simbólica de las personas con su medio físico; lo que Stokols y Shumaker (1981, citados en Vidal y Pol, 2005) denominaron imaginabilidad social, concepto que enmarca el proceso en el cual el significado del espacio se deriva de la experiencia que en éste se mantiene. Es Gustafson (2001a, citado en Vidal y Pol, 2005) quien explica el 3 Las diferentes teorías del lugar dan cuenta de la necesidad de estudiar las dinámicas del comportamiento humano frente a la comprensión y relación con el espacio en tanto lugar, como procesos que implican el fenómeno de la apropiación. Cabe destacar los aportes que hace al respecto Yory (2003a) en su estudio sobre la topofilia; la define como el conjunto de relaciones emotivas y afectivas que unen al hombre con un determinado lugar, siendo este su vivienda, su barrio, su pueblo o la ciudad que habita. El autor hace una reflexión sobre las dinámicas sociales y económicas que llevan al mundo moderno a pensar la construcción a partir de la proyección de formas caprichosas, y en algunos casos arbitraria, carente de significado y de sentido. proceso para comprender de dónde emerge el significado y plantea que esta dinámica se da desde la interacción de tres categorías (el self o sí mismo, los otros y el entorno) y cuatro dimensiones (distinción, evaluación, continuidad y cambio), en donde se contempla la dimensión local como aquella en la que se establecen las relaciones sociales (dentro de las categorías) y una dimensión geográfica en donde se observan aspectos sociales, culturales y económicos, los cuales posibilitan o no las dimensiones que propone el autor y proporcionan a las personas un sentido de lugar, una —identidad territorial subjetiva (Figura 1).

Dentro de la identidad del lugar se distinguen tres procesos (identificar el entorno, ser identificado por el entorno e identificarse con el entorno) que generan continuidad y cambio dentro de la estructura de los lugares (Graumann, 1983 citado por Vidal y Pol 2005). La identidad social está relacionada con el sentido de pertenencia a un entorno significativo en donde es importante tener presente la continuidad temporal de la persona o la comunidad a través de los lugares. Es por esto que para las teorías de la identidad social es importante la narrativa sobre los lugares como esa práctica social por medio de la cual se expresa y se forma la identidad.

Los principios asociados a la identidad5 se regulan mediante dos procesos: el primero de asimilación/acomodación y el segundo de evaluación de los significados y símbolos, maneras en las cuales las personas pueden identificarse y representar su identidad con el lugar (Vidal y Pol, 2005).

Lo anterior permite valorar los elementos del espacio urbano desde aspectos que hacen posibles que los símbolos y significados permanezcan en el tiempo, tanto lineal (respecto a las trasformaciones urbanas o arquitectónicas de los lugares) como cíclico (en relación con los acontecimientos o las políticas que sobre un lugar o espacio se determinen).

Dentro del fenómeno de la apropiación del lugar es necesario considerar el concepto de apego como fuente de seguridad y satisfacción. Su estudio requiere de una mirada holística frente a la cual Low y Altman (1992, citados en Vidal y Pol, 2005)6 consideran algunos aspectos clave, que se proponen en la siguiente tabla 2.

En el análisis del apego al lugar predomina el desarrollo de modelos para describir el vínculo que tienen las personas con los lugares a partir de la evaluación de los vínculos afectivos y desde un nivel de análisis individual. El interés se centra en la carga afectiva y emocional con los lugares, lo cual se explica a partir del tiempo de residencia y la percepción de las características físicas del entorno, así como la implicación en la red social.

La investigación de la relación de la identidad con la vida comunitaria procede, en cambio, de perspectivas fenomenológicas y metodologías cualitativas. En Vidal y Pol (2005) se presentan dos elementos principales en la aproximación empírica al concepto de apego a la comunidad: el lugar (sentimiento de pertenencia a la comunidad o barrio) y la relación (la interacción vecinal y la interdependencia); estas son vistas desde las propuestas de Sánchez (2001).

Debate - Articulación entre los imaginarios de las personas y los lugares

El imaginario colectivo es la interacción dinámica que se va construyendo por medio de las imágenes que se generan de un lugar, las cuales afectan el comportamiento y la relación que las personas o la comunidad tiene sobre él. Al ser dinámico se configura en una relación temporal, tanto lineal como cíclica (como se muestra en la Figura 2), que puede tener sus bases en las relaciones de la comunidad con un pasado, afectando su presente.

Identificar estas dinámicas permitirá construir nuevos imaginarios por las nuevas relaciones que se puedan establecer entre las personas y sus lugares, en función de una nueva realidad social.

Además, el imaginario está cargado del poder de validar una realidad o de estigmatizar un territorio o un grupo poblacional, un aspecto que invita a reflexionar sobre prácticas individuales y colectivas en el espacio urbano (como señas y marcas de la vida urbana), ejes de sentido y ciudades imaginadas desde sus habitantes y desde sus dirigentes. Soacha tiene el estigma de ser un municipio con una dinámica de ciudad dormitorio, de ingobernabilidad, corrupción, destrucción de sus recursos y desconocimiento de su valor arqueológico, lugar de los desplazados y migrantes.

Así mismo, el municipio es considerado por propios y visitantes como un municipio desagradable (Melo de Puentes, 1995), ya que su planeación no ha permitido que el espacio
sea amable para el ciudadano sino que, por el contrario, el hacinamiento, las ventas callejeras, la falta de andenes, las basuras, la falta de vegetación y espacios verdes han generado espacios agresivos que afectan el comportamiento ciudadano (Imagen 3). Pero ¿será ésta la imagen que tienen todos los que viven en Soacha? ¿Qué pasa al interior de cada barrio, de cada comuna, de cada grupo social?, o ¿será la imagen que los medios de comunicación y la realidad nacional han forjado a lo largo de la historia la que afecta el sentido de pertenencia por el municipio? Se trata de una huella muy profunda, pero que se puede trasformar desde una clara voluntad política y social que permitirá cambiar la imagen que se tiene del municipio.

Es importante rescatar cómo los autores mencionados a lo largo del artículo coinciden en la necesidad de trascender del espacio al lugar a fin de lograr la identidad, el apego y el reconocimiento simbólico a medida que transcurre la historia. La apropiación del espacio urbano desde una propuesta teórica permite abordar temas como la construcción social del espacio público, sus trasformaciones, la ciudadanía y la sostenibilidad, entre otros.

Es en estos momentos cuando la topofilia, desde su concepción, orienta al ciudadano para construir una habitabilidad a partir del rescate de la escala humana en escenarios concretos, definidos por Max Neff como escenarios pequeños, potenciadores de nuevas dinámicas al interior de los distintos sistemas urbanos, buscando ­en su carácter sinérgico­ la conformación de grupos locales de base cada vez más autónomos y autosuficientes respecto a sus procesos específicos (Yory, 2003).

De allí la importancia del proceso de apropiación que han vivido los habitantes del municipio de Soacha y cómo las estructuras urbanas favorecen o no el sentido de pertenencia. Basta poner un ejemplo: las plazas principales de los municipios cundinamarqueses tienen una serie de características arquitectónicas y urbano-ambientales con las cuales su población se siente identificada, pero la plaza principal de Soacha y su marco en el correr del tiempo han perdido estos elementos. Como parte de este proceso de investigación se considera importante preguntarse con qué elementos de la estructura urbana se sienten identificados los habitantes de este municipio, y a partir de ella comenzar a buscar el camino para generar procesos de identidad, de apropiación del territorio y la manera de abordar la planificación del entorno en perspectiva de su reconstrucción para mejorar las condiciones de habitabilidad.

Conclusiones

Esta investigación busca comprender la realidad desde dos dimensiones: la primera, los imaginarios urbanos como una reflexión cultural que da cuenta de las diferentes maneras en que las sociedades se representan a sí mismas y construyen sus modos de comunicación (ciudad vivida); la segunda, desde las formas de apropiación de los espacios, de la dimensión de reflexión político-técnica sobre el deber ser de la ciudad en la planificación que se hace de ella (representaciones de la ciudad, la ciudad imaginada), donde se contempla la necesidad de generar estrategias pedagógicas de formación y trasformación cultural que redunden en fortalecer la articulación entre las personas y los lugares por la identificación con el lugar o los diferentes espacios simbólicos que puedan tener algún significado para los habitantes del municipio.

Luego de este recorrido conceptual se considera la apropiación del espacio como el conjunto de vínculos que se establecen entre las personas y los lugares, de tal suerte que esa interacción favorece la construcción social del territorio. Dentro de esta dinámica es importante considerar el espacio simbólico, la identidad y el apego al lugar.

La relación entre las experiencias cotidianas y las acciones, emociones, pautas y nociones que se tiene del lugar cambia, se construye y reconstruye constantemente. A continuación se presenta el esquema metodológico conceptual (Figura 3), a manera de mapa mental, que resulta de este recorrido y con el cual se pretende valorar la relación que existe entre los imaginarios y la apropiación del territorio para la articulación entre los lugares y los habitantes del municipio de Soacha.

Como se mencionó en párrafos anteriores, identificar las dinámicas de las nuevas comunidades permitirá construir nuevos imaginarios a partir de las relaciones que se puedan establecer entre las personas y sus lugares, en función de una nueva realidad social. Por tal camino, los nuevos programas y proyectos de vivienda social que se adelantan en Soacha se convierten en un reto de cara al proceso de apropiación del territorio, el cual debe involucrar de forma acertada a las nuevas familias, tanto de Soacha como de otros lugares, en la construcción de escenarios pertinentes a sus necesidades y con una clara representación de la imagen del municipio dada por las distintas comunidades. Es importante resaltar que las formas de acompañamiento a la comunidad y el trabajo que se logre adelantar en cada uno de estos nuevos sectores debe percibirse en la propuesta que, desde la comunidad, se pueda plantear, a fin de tejer lazos de confianza y de ciudadanía que redunden en condiciones de habitabilidad, así como en mejores propuestas de gestión de la planificación que se hace sobre el territorio.

Este recorrido conceptual permite definir categorías de análisis para el desarrollo de la investigación a fin de proponer alternativas y lineamientos de gestión pertinentes, de tal manera que las nuevas estructuras urbanas posibiliten la construcción de identidad y el derecho a la ciudad.

Comentarios

1 El concepto de conurbación representa el proceso en el que un conjunto de núcleos urbanos, inicialmente independientes, de forma espontánea, se desarrollan fuera de los principios de la planeación tradicional y, en su crecimiento, van formando parte de una misma unidad funcional.

2 Apartes de esta investigación se encuentran en Reyes, 2011.

3 Las diferentes teorías del lugar dan cuenta de la necesidad de estudiar las dinámicas del comportamiento humano frente a la comprensión y relación con el espacio en tanto lugar, como procesos que implican el fenómeno de la apropiación. Cabe destacar los aportes que hace al respecto Yory (2003a) en su estudio sobre la topofilia; la define como el conjunto de relaciones emotivas y afectivas que unen al hombre con un determinado lugar, siendo este su vivienda, su barrio, su pueblo o la ciudad que habita. El autor hace una reflexión sobre las dinámicas sociales y económicas que llevan al mundo moderno a pensar la construcción a partir de la proyección de formas caprichosas, y en algunos casos arbitraria, carente de significado y de sentido.

4 Según Sergi Valera (1993), esta propiedad tiene que ver con las características físico-estructurales de funcionalidad unidas a las prácticas sociales que en ella se desarrollan.

5 Breakwell (1992) plantea en su modelo de identidad los siguientes principios: continuidad, discontinuidad, autoeficiencia y autoestima.

6 La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares.

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Reyes-Guarnizo, A. B. (2014). De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio. Bitácora Urbano Territorial, 24(1), 10–17. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452

ACM

[1]
Reyes-Guarnizo, A.B. 2014. De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio. Bitácora Urbano Territorial. 24, 1 (ene. 2014), 10–17.

ACS

(1)
Reyes-Guarnizo, A. B. De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio. Bitácora Urbano Territorial 2014, 24, 10-17.

ABNT

REYES-GUARNIZO, A. B. De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio. Bitácora Urbano Territorial, [S. l.], v. 24, n. 1, p. 10–17, 2014. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452. Acesso em: 19 abr. 2024.

Chicago

Reyes-Guarnizo, Andrea Bibiana. 2014. «De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio». Bitácora Urbano Territorial 24 (1):10-17. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452.

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Reyes-Guarnizo, A. B. (2014) «De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio», Bitácora Urbano Territorial, 24(1), pp. 10–17. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452 (Accedido: 19 abril 2024).

IEEE

[1]
A. B. Reyes-Guarnizo, «De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio», Bitácora Urbano Territorial, vol. 24, n.º 1, pp. 10–17, ene. 2014.

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Reyes-Guarnizo, A. B. «De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio». Bitácora Urbano Territorial, vol. 24, n.º 1, enero de 2014, pp. 10-17, https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452.

Turabian

Reyes-Guarnizo, Andrea Bibiana. «De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio». Bitácora Urbano Territorial 24, no. 1 (enero 1, 2014): 10–17. Accedido abril 19, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452.

Vancouver

1.
Reyes-Guarnizo AB. De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio. Bitácora Urbano Territorial [Internet]. 1 de enero de 2014 [citado 19 de abril de 2024];24(1):10-7. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/32452

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