Publicado

2016-07-01

Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century.

Autores/as

  • Katherinne Giselle Mora Pacheco Universidad Nacional de Colombia

Hace más de medio siglo el historiador francés Emmanuel Le Roy Ladurie empezó a llamar la atención de los historiadores agrarios hacia los fenómenos meteorológicos.[1] Su propio giro hacia la historia del clima fue motivado por la aparición recurrente en las fuentes de alusiones a buenas y malas cosechas, hambrunas, veranos lluviosos e inviernos fríos. Su interés, y el de muchos otros historiadores que han compartido su inquietud,[2] se explica por la relación estrecha que las sociedades preindustriales tenían con el clima y la imposibilidad para sortear sus fluctuaciones con el transporte de alimentos a grandes distancias, los sistemas de refrigeración y calefacción, la construcción de grandes embalses, o la manipulación genética de alimentos; herramientas que hoy en día hacen que los habitantes urbanos subestimemos lo crítico que resulta producir alimentos cuando las precipitaciones o las temperaturas se alejan de las expectativas.

 

http://dx.doi,org/10.15446/achsc.v43n2.59087

Geoffrey Parker

Global Crisis: War, Climate and Catastrophe in the Seventeenth Century. Londres: Yale University Press, 2013. 904 páginas

Hace más de medio siglo el historiador francés Emmanuel Le Roy Ladurie empezó a llamar la atención de los historiadores agrarios hacia los fenómenos meteorológicos.1 Su propio giro hacia la historia del clima fue motivado por la aparición recurrente en las fuentes de alusiones a buenas y malas cosechas, hambrunas, veranos lluviosos e inviernos fríos. Su interés, y el de muchos otros historiadores que han compartido su inquietud,2 se explica por la relación estrecha que las sociedades preindustriales tenían con el clima y la imposibilidad para sortear sus fluctuaciones con el transporte de alimentos a grandes distancias, los sistemas de refrigeración y calefacción, la construcción de grandes embalses o la manipulación genética de alimentos; herramientas que hoy en día hacen que los habitantes urbanos subestimemos lo crítico que resulta producir alimentos cuando las precipitaciones o las temperaturas se alejan de las expectativas.

Este interés por el clima, sin embargo, no ha despertado de la misma forma en aquellos campos de la historia que no se ocupan directamente de la relación de los seres humanos con sus condiciones biofísicas. Por esta razón, la más reciente obra de Geoffrey Parker, reconocido por su trayectoria en la historia política y militar, se constituye en una excepción. Aunque su preocupación no ha sido la relación con los suelos, ni el agua, ni las dinámicas biofísicas y sociales en torno a la producción de alimentos, el autor busca ir más allá de los reduccionismos geográficos, económicos o políticos, para intentar comprender la complejidad de la interacción entre los seres humanos, y de estos con la naturaleza. Desde este enfoque puede plantear que la crisis mundial que caracterizó al siglo XVII no pudo serlo a tal escala sin la confluencia de presiones de carácter social con unas perturbaciones biofísicas, especialmente climáticas.

En su reinterpretación de las consecuencias de las guerras, las coyunturas y los procesos políticos del siglo XVII, una de las principales fortalezas de Parker es la delimitación temporal, basada en la sinergia entre factores naturales y humanos que provocaron catástrofes (p. XXV). Para el autor, la crisis inicia en 1618, con la rebelión de Bohemia, la Guerra de los Treinta Años, el derrocamiento del sultán en el Imperio Otomano y la declaración de guerra de la confederación tribal de Manchuria contra el emperador chino. Pero no es solo un hito político sino biofísico. El lapso 1616-1620 estuvo marcado por la ocurrencia de inviernos prolongados y más fríos de lo acostumbrado o sequías severas en regiones del mundo muy distantes. Para Parker, la crisis global termina cerca de 1680, cuando el clímax de la Pequeña Edad de Hielo,3 ubicado en la década de 1690, apenas estaba por comenzar. Este era un momento en el que muchos de los conflictos en Europa y Asia habían terminado, por lo cual no se puede hablar más de sinergia de factores naturales y antrópicos.

La primera de las cinco partes en las que se divide el libro, titulada "La placenta de la crisis", está dedicada a reunir evidencias de la crisis, fenómenos naturales y antrópicos, transversales en el resto de la obra. A partir de la revisión de obras reconocidas dentro del campo de la historia climática (aquí ya citadas) y de la exploración de diversos archivos alrededor del mundo,4 Parker identifica múltiples manifestaciones de la Pequeña Edad de Hielo en diferentes continentes que, dependiendo de las condiciones biofísicas, incluyeron sequías severas, heladas, pérdida de cosechas, fructificación tardía, precipitaciones abundantes, congelamiento de ríos y lagos, inviernos prolongados y veranos fríos. En esta parte, muestra su confluencia con el fenómeno de El Niño, dos veces más frecuente en el siglo XVII que en la actualidad, y los efectos que provocó en puntos tan distantes como México, la cuenca del Nilo o la India. Así mismo, Parker conecta las alteraciones con grandes erupciones volcánicas que, por la cantidad de materiales arrojados a la atmósfera, tenían la capacidad para alterar las condiciones meteorológicas. Aunque este no es un libro de climatología histórica, el autor recuerda que no se puede perder de vista al clima como factor que a veces causa, y otras exacerba, las crisis. Si a la guerra, al saqueo, a la incompetencia de los gobernantes, al crecimiento de las ciudades, a la especialización en un cultivo y a la disminución de las tierras en barbecho se suman la sequía, la helada o la inundación, complementadas por invasiones como la de la langosta, la supervivencia se dificulta.

Como historiador militar consumado, Parker dedica buena parte del libro a lo que él mismo llama la "alimentación de Marte" (p. 31). A través de la segunda sección "Sufriendo de la crisis", reconstruye doce casos en Europa y Asia, analiza los costos de las guerras y las reacciones de gobernantes y gobernados. Entre los comunes denominadores, destaca, por ejemplo, la alta demanda de recursos, en especial de la escasa comida, por parte de los combatientes; el reclutamiento y la mortalidad masculina que hacía más vulnerables a mujeres y niños; la elevación del gasto para financiar las guerras transferido a la población en cargas tributarias, la emisión-devaluación de moneda, o la creación de monopolios; las medidas represivas, desde la prohibición de fiestas o bebidas hasta la migración forzada o limitada; el decrecimiento demográfico por causas que se sumaban a la violencia, como el hambre, el suicidio, el aborto, el infanticidio o la baja nupcialidad; la multiplicación de protestas, revueltas, regicidios, derrocamientos, secesiones y hasta una revolución en Inglaterra; y la cacería de brujas y judíos para tratar de controlar las que se consideraban causas no visibles de la crisis.

Establecido el panorama, Parker enfatiza en forma reiterada que las grandes crisis no son resultado de las perturbaciones climáticas, como tampoco lo son de las condiciones políticas, económicas o demográficas, sino de la sinergia entre factores naturales y antrópicos. Por esta razón, aunque la crisis fuera global, el nivel de afectación fue diferenciado a escala local. Entre los ejemplos que incluye, es ilustrativo el caso del Imperio otomano. Aunque su región mediterránea se veía menos impactada por las sequías debido al cultivo de trigo, tabaco y algodón, que no requerían riego, en Anatolia la demanda de sistemas de irrigación o de precipitaciones era mayor, razón por la cual eran impactadas con mayor fuerza por las sequías, al punto que muchos asentamientos fueron abandonados. Para el caso de la India, destaca la reacción del Sha Jahan, que evitó desastres que sí se presentaron en forma simultánea en otras partes del mundo por causa de El Niño, y que contempló el establecimiento de cocinas que servían a diario sopa y pan para los hambrientos, el reparto de rupias a los menesterosos o la exención temporal de impuestos. Concluido el episodio, impulsó el cultivo de productos demandados en Europa (algodón, caña de azúcar, tabaco e índigo) y el comercio exterior (p. 404-405). Aun contemplando casos como estos, Parker invita a alejarse del antropocentrismo que lleva a creer que todas las crisis son parte de una conspiración o generadas por intereses políticos (p. 108).5 Aunque reconoce casos en los que las hambrunas fueron creadas, como ocurrió en el sureste asiático, ocupado por holandeses que bloquearon los puertos y las rutas comerciales para obligar a los pobladores a vender especias a mitad de precio (p. 411-413), no pierde de vista el papel de fenómenos naturales que el ser humano no causa y que impiden su preparación por su carácter repentino.

La sinergia de condiciones naturales y antrópicas lo lleva en la tercera parte, "Sobreviviendo a la crisis", a analizar la situación particular de América, África Subsahariana, India, Irán, Japón y Australia. Si bien en el siglo XVII alrededor de un tercio de la población mundial pereció, en estas regiones vivía la mayor parte de los sobrevivientes. Allí, aunque los habitantes se enfrentaron a eventos climáticos extremos y rebeliones, al parecer no experimentaron crisis profundas. Para Parker, la disminución de población en el siglo anterior, causada por la irrupción de europeos en América y África, una guerra civil en Japón y el clima en Australia, significó menor presión sobre los recursos durante la crisis global. Sin embargo, el autor explora otras posibilidades, entre las que incluye el funcionamiento particular de los sistemas productivos nativos y a escala local. No obstante, su interés por salir del eurocentrismo y reconstruir el carácter global de la crisis se disipa cuando limita esta exploración de los que llama "continentes oscuros" (África, Australia y América) a un solo capítulo de menos de cuarenta páginas. Para América, donde el énfasis está puesto en las colonias inglesas y francesas, así como en Nueva España y Brasil, advierte que una de las limitaciones metodológicas es la ausencia de registros escritos para gran parte del continente (p. 445), por lo que no se puede reconstruir el panorama a partir de fuentes documentales sino en Nueva España, Perú y la costa de Brasil. Esta conclusión apresurada es consecuencia, en parte, de la imposibilidad de abarcar todos los territorios poblados y sus archivos en este esfuerzo por recrear una historia global. Lo anterior también evidencia la ausencia o falta de difusión de investigaciones sobre otras regiones latinoamericanas, en especial referidas a la historia climática, que sirvan como guía para abordar las fuentes y permitan establecer comparaciones. A pesar de ello, Parker detalla algunas perturbaciones destacadas relacionadas con el clima, la escasez de alimentos, los terremotos, las medidas económicas tomadas desde las metrópolis, y ofrece una cronología inicial de erupciones, eventos El Niño y conflictos, comparada con los demás continentes (p. 698-704), señalando así caminos para investigaciones futuras a escala regional, pero sobre un fenómeno hasta ahora considerado "global".

Más allá de la reconstrucción de perturbaciones de todo orden y la respuesta material de la sociedad, el autor dirige la atención del lector a las respuestas y tensiones políticas e intelectuales y a las reacciones individuales y colectivas de los protagonistas de la crisis. En la parte IV, "Enfrentando la crisis", de nuevo enfocado en Europa y Asia y no en el globo, Parker explora las respuestas de los sectores que no se involucraban directamente en revueltas, asaltos a graneros o interceptación de comerciantes, pero que eran instigadores o apoyadores indirectos. Entre ellos, muestra diversos casos de miembros del clero católico, protestante y musulmán, que en Europa y parte de Asia fomentaban el descontento, avivaban revueltas o las legitimaban. Junto a ellos estuvieron líderes sin origen noble o intelectuales y académicos que promovían o justificaban la desobediencia remitiéndose a textos legales, religiosos e históricos, para construir la imagen de una edad de oro perdida que había que recuperar. Utilizaron, por ejemplo, la creación de teorías de resistencia basados en documentos falsos o manipulando argumentos válidos para situaciones ajenas, que obtenían de panfletos del extranjero o de pasajes bíblicos fuera de su contexto; y amenazas de un futuro aciago basados en adivinaciones, visiones y profecías.

En la quinta y última parte, "Más allá de la crisis", Parker se centra en las soluciones individuales y colectivas que permitieron la salida, así como en la experiencia ganada con la crisis, y enfatiza en los casos europeos. Como escapes, contempla el aumento del consumo de opio y alcohol y la difusión de otros psicoactivos como el café, el té, el chocolate y el tabaco; las consultas a los clérigos por motivos emocionales; un baby boom a finales del XVII; las declaraciones de paz universal y de no repetición. Entre las ganancias, contempla las reflexiones de la época sobre las emociones humanas y su control, la "Segunda Revolución Agrícola",6 el mejoramiento en la prevención del contagio de enfermedades infecciosas (aún sin conocer su causa para entonces), más y mejores iniciativas para evitar hambrunas, o los cambios en los materiales de construcción y creación de seguros para evitar o hacer frente a los incendios.

Estos puntos destacados y muchos otros que podrá encontrar el lector en una obra de una extensión que ya poco se estila, más que dar una visión global como su título ofrece, son un abrebocas para enriquecer los estudios regionales y comparados, tal vez siguiendo la misma senda de un historiador experto en temas políticos y militares que comprendió que el "medio" no es solo un escenario y que el ser humano tiene también una dimensión biológica.


Notas

1 Emanuel Le Roy Ladurie, Times of Feast, Times of Famine: A History of Climate since the Year 1000 (New York: Noonday Press, 1971); Emmanuel Le Roy Ladurie, "Histoire et Climat", Annales, Économies, Sociétés, Civilisations 14.1 (1959): 3-34.
2 Sobre América Latina, ver: Enrique Florescano, Breve Historia de La Sequía En México (México: conaculta, 2000); Georgina Endfield, Climate and Society in Colonial Mexico (London: Blackwell, 2008); Mike Davis, Los Holocaustos de La Era Victoriana Tardía: El Niño, Las Hambrunas y La Formación del Tercer Mundo (Valencia: Universitat de Valéncia, 2006); María del Rosario Prieto y Facundo Rojas, "Climate Anomalies and Epidemics in South America at the End of the Colonial Period", Climatic Change 118 (2013): 641-658; Virginia García Acosta, ed. Historia y Desastres en América Latina (Bogotá: Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina / ciesas, 1996).
3 Período comprendido aproximadamente entre los siglos XVI y XIX, caracterizado por el avance de los glaciares en las altas cumbres y una mayor frecuencia de veranos fríos, inviernos severos y prolongados, y temporadas secas y lluviosas inusuales (Emanuel Le Roy Ladurie, Times of Feast, Times of Famine: A History of Climate since the Year 1000 (New York: Noonday Press, 1971); Brian Fagan, La Pequeña Edad de Hielo. Cómo el clima afectó la historia de Europa (Barcelona: Gedisa Editorial, 2008); Jean Grove, The Little Ice Age (Londres: Methuen, 1988); Hubert Lamb, Climate, History and the Modern World (London: Routledge, 1995).
4 Sería tedioso incluir aquí la lista de los archivos consultados por Parker, pero vale mencionar que incluye fondos documentales de la British Library, las Bodleian Libraries, el Archivo General de Indias, el Archivo General de la Nación de México, el Arquivo Histórico do estado de Bahía en Brasil, los Archives Nationales de Francia, entre otros. Para su periodo de estudio, cuando apenas está en marcha la invención del termómetro y el barómetro, no cuenta con datos cuantitativos sobre las condiciones meteorológicas. Sin embargo, se vale de la información cualitativa que usa la historia climática: diarios con observaciones sobre el estado del tiempo y reportes de daños en infraestructura, pérdida de cosechas, fluctuaciones de los precios, mortalidad humana y animal, congelamiento de los cuerpos de agua, entre otros.
5 Marca aquí una clara distancia con la renombrada obra de Mike Davis, Los holocaustos de la era victoriana tardía, publicada originalmente en inglés en 2001, en la cual se atribuyen las hambrunas de finales del siglo XIX en India, China y Brasil, más al imperialismo que a las sequías provocadas por El Niño.
6 Se refiere específicamente a Europa y las innovaciones en irrigación y drenaje, la difusión del cultivo de maíz y papa, el sistema de rotación cereal-hortalizas y los primeros experimentos de fertilización química.

KATHERINNE GISELLE MORA PACHECO
Universidad Nacional de Colombia, Colombia
kgmorap@unal.edu.co

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Mora Pacheco, Katherinne Giselle. 2016. « climate and catastrophe in the seventeenth century». Anuario Colombiano De Historia Social Y De La Cultura 43 (2):363-68. https://doi.org/10.15446/achsc.v43n2.59087.

ACM

[1]
Mora Pacheco, K.G. 2016. Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 43, 2 (jul. 2016), 363–368. DOI:https://doi.org/10.15446/achsc.v43n2.59087.

ACS

(1)
Mora Pacheco, K. G. Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century. Anu. colomb. histo. soc. cult. 2016, 43, 363-368.

APA

Mora Pacheco, K. G. (2016). Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 43(2), 363–368. https://doi.org/10.15446/achsc.v43n2.59087

ABNT

MORA PACHECO, K. G. Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, [S. l.], v. 43, n. 2, p. 363–368, 2016. DOI: 10.15446/achsc.v43n2.59087. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/59087. Acesso em: 29 mar. 2024.

Harvard

Mora Pacheco, K. G. (2016) « climate and catastrophe in the seventeenth century»., Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 43(2), pp. 363–368. doi: 10.15446/achsc.v43n2.59087.

IEEE

[1]
K. G. Mora Pacheco, « climate and catastrophe in the seventeenth century»., Anu. colomb. histo. soc. cult., vol. 43, n.º 2, pp. 363–368, jul. 2016.

MLA

Mora Pacheco, K. G. « climate and catastrophe in the seventeenth century». Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, vol. 43, n.º 2, julio de 2016, pp. 363-8, doi:10.15446/achsc.v43n2.59087.

Turabian

Mora Pacheco, Katherinne Giselle. « climate and catastrophe in the seventeenth century». Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 43, no. 2 (julio 1, 2016): 363–368. Accedido marzo 29, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/59087.

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1.
Mora Pacheco KG. Geoffrey Parker. Global Crisis: War, climate and catastrophe in the seventeenth century. Anu. colomb. histo. soc. cult. [Internet]. 1 de julio de 2016 [citado 29 de marzo de 2024];43(2):363-8. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/59087

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